jueves, 12 de febrero de 2015

Ecuador LXXVII. Lugares Maravillosos: Misahualli y sus Sinchi Warmi

Sinchi Warmi significa en kichwa “Mujer Fuerte”. El Ecuador está repleto de mujeres fuertes, mujeres que llevan el peso de la vida, de la familia, de sus trabajos…que cargan costales de papas, leña, arroz, hijas o hijos a sus espaldas como si no pesasen. Soportan el acoso, maltrato y objetización de sus cuerpos desde que son pequeñas y hasta que mueren, de forma natural o violenta. (En Ecuador, 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia de género. Enlace:  Encuesta Nacional de relaciones familiares y Violencia contra las Mujeres)

Pues bien, en un lugar de la Amazonía Ecuatoriana, hay un grupo de mujeres fuertes, con cuerpos robustos, chiquititas pero compactas, con un piel tostada preciosa, un gran sentido del humor, y muy acogedoras. Pertenecen a la misma comunidad indígena a orillas del río Napo, y algunas son familiares de sangre, pero hay algo que las une a todas, y es que estas sinchi warmi han decidido organizarse para ser autónomas y así poder tener mayor independencia económica y asegurar el “porvenir” de sus hijas e hijos, asumiendo el “rol de proveedor” que habitualmente en nuestra sociedad patriarcal asume el hombre.

La manera de hacerlo ha sido de lo más linda, han montado un centro de turismo comunitario en Misahuallí, un lugar muy acogedor al que ya hemos ido tres veces y sin duda iremos más.(Su Facebook: Sinchi Warmi )

El equipo de la última visita...


La finca se encuentra a poco más de un kilómetro del río Napo, 5 o 6 cabañas rodeadas de vegetación y pequeñas piscinas en las que crían tilapias para el autoconsumo. Cerca hay unas plantaciones donde cosechan la yuca, el plátano verde, cacao y otros alimentos de la dieta oriental.

Ellas mismas, con ayuda de sus familiares y de voluntarixs que pasan temporadas allí, han construido todas las cabañas con materiales de la zona al estilo tradicional. La ecología es otro de sus objetivos, y una prueba de ello son los baños secos, que además de evitar el consumo de agua, permiten reducir el volumen de residuos, la contaminación de las aguas y proporcionan abono a corto plazo. Lastimosamente la presión comercial les ha influido y han construido dos cabañas con baños con cisterna porque al turismo “nacional” no le gusta el baño seco. Supongo que lo siguiente en aparecer será el wifi…

Una de las cabañas es un museo, en el que hay maquetas del modo de vida tradicional de la cultura kichwa, artesanías y varios útiles domésticos hechos a mano con materiales naturales (ropa, bolsos, vasijas, cubiertos…), siempre están dispuestas a mostrarlo con la mejor de sus sonrisas, a veces con pocos dientes.

La comida es otro aliciente para visitarlas, pues preparan el famoso maito que consiste en carne, pescado o verdura, cocinado a la parrilla dentro de una hoja de bijao. Los jugos de la mañana son muy ricos, igual el agua aromática de Guayusa, eso sí, hay que tener un estómago fuerte para superar la consistencia de esos desayunos…


Otro de los atractivos del lugar es su ubicación, ya que además de pasear por la finca, es buen punto de partida para hacer excursiones por el río Napo, hasta alguna reserva de bosque primario (no intervenido por “el hombre”) o a un centro de recuperación de animales.

En nuestra última visita fuimos al  Amazoonico, un centro en el que animales silvestres que han vivido en cautiverio y han sido recuperados por el Ministerio del Ambiente tienen una segunda oportunidad. Muchos de ellos son liberados, otros permanecen allá hasta que mueren, este es el caso de muchas aves, que tras ser capturadas, les cortaron las alas para que no pudieran volar y así fueran dóciles mascotas, u otras que aunque no se las cortaron, están tan habituadas al contacto humano que cuando las liberan terminan buscando casas donde les alimenten, siendo así vulnerables al tráfico de especies exóticas. Un lugar interesante que nos permitió ponerle cara a animales como el tigrillo, el tapir, la capibara, el puma jaguarundi o el trompetero con su canto impresionante.




















Y para finalizar este pequeño viaje por la Amazonía, os contaré que como buena sinchi warmi que soy, fui la única en hacer diana en una pequeña “competición” de puntería con cerbatana en la que mis competidores eran tres hombres que dudaban bastante de mi capacidad (uno de ellos bromeó diciendo que tuviera cuidado para no aspirar en lugar de soplar…). Me consta que a ellos les dolió más que al fruto en el que clavé mi dardo en el centro de su corazoncito!!

 



PD: Imagino que algunxs esperabais saber dónde nos hemos instalado, todo llega, antes quería mostraros el sitio donde estuvimos justo antes de venir a nuestro nuevo hogar…Solo os diré que tengo muuuucho calor y que cuando leáis esto estaré en mi segundo día de trabajo, el primero ha ido muy bien!!

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