lunes, 30 de septiembre de 2013

Ecuador XVII. Primeras Visitas

Después de varios días en la locura de hacer la casa más habitable (tenedores, papel higiénico, escoba, sábanas, cortinas, estropajos…TODO lo que os podáis imaginar que hace falta en una casa excepto el mocho de la fregona y escurridor que nos regaló Elena) hemos empezado a disfrutar de ser “residentes” en algún sitio y de recibir las primeras visitas, yuhuu!!

Casi se podría decir que estrenamos la casa con Laura y Javi (directamente desde la Elipa), a ellxs les tocó vivir la fase más precaria, sin gas, sin cubiertos, sin mesa…eso sí, ya teníamos el sofá cama que al parecer es bastante acogedor, y agua caliente en la ducha. Y por fin pusimos el mapa!
Nada más llegar entramos de lleno en las fiestas de Ibarra, y es que nos tocó atravesar cargadxs con los macutos el desfile del pregón de fiestas. ¡Creo que dimos bastante la nota! Y cuando por fin nos liberamos de los bultos pudimos disfrutar de más de 3h de paso de comparsas, carrozas y reinas acompañadxs de choclos con mayonesa y queso, brochetas y cervecita fresca. Bastante curioso el desfile…hasta nos tocó una bolsa de leche con chocolate que tiraron desde la carroza de un supermercado…aquí desfila hasta el tato!

El sábado conocimos el famoso mercado de Otavalo (como atestigua nuestra nueva alfombra-tapiz, que vendía una familia de indígenas Otavaleños que había vivido unos 5 años en Murcia trabajando en la agricultura). Dando un paseíto llegamos a la cascada de Peguche, donde a pesar de los mosquitos se dieron un chapuzón en la piscina incaica. Lo mejor fue la entrevista que hicieron a Laura y David un grupo de hombres de un curso de inglés del sindicato de choferes.


El Domingo disfrutamos de un rico paseíto por la Laguna de Mojanda mientras Fonsu intentaba pescar, y acabamos haciendo de dominguerxs en la Laguna de Yaguarcocha comiendo unas tilapias (pescado de agua dulce) y después en el parque de la Merced con los famosos helados de paila, típicos de Ibarra, hechos con jugos naturales en un recipiente de cobre (la paila) que se apoya sobre pedazos de hielo y se va girando para ir formando el helado. ¡Ya lo veréis…y lo probaréis!

 
La segunda visita llegó desde Quito, en el segundo fin de semana de fiestas. Esta vez Henar, Lucas, Álvaro y Alba se encontraron la casa un pelín más equipada, incluso contribuyeron a mejorarla con un juego de cuchillos para el cumpleañero. Y de nuevo a vivir las fiestas, nada más llegar con el show de la radio Romántica fm y el hervidito (un licor que se bebe caliente y tiene como base jugo de naranjilla y alcohol de caña), un bombazo!

El sábado hicimos una excursión a Chachimbiro, un pueblecito a 1h de Ibarra donde hay aguas termales. El sitio tiene lo suyo, realmente sería como un parque acuático (o balneario como le llaman aquí) con piscinas de agua termal. El caso es que estuvo muy bien.
 
Aunque lo mejor fue la cena…
 
¡¡¡SUSHI!!!
 

Hecho por nosotrxs mismxs, qué rico nos quedó! Yo, que llevaba un par de días siendo el farolillo rojo (mi primera gastroenteritis andina, y seguro que no la última…), lo disfrute como nadie. Eso y el maravilloso Pisco-sour y las papas a la Huancaina que nos preparó Álvaro fueron la cenita que mi cuerpo necesitaba, resucité!! Después, tras una investigación casi detectivesca conseguimos encontrar el lugar donde actuaba la Orquesta Internacional Los Niches de Colombia, y por fin bailamos salsa!
El Domingo de nuevo plan de dominguerxs, subimos caminando hasta el mirador del Arcángel para pasar la resaquilla (es que el alcohol a esta altura sienta diferente…), allí nos recogieron Fonsu y Sebastião y nos fuimos de nuevo a Yaguarcocha a comer unas tilapias. ¿Y después que viene? Pues eso, el helado de paila. Creo que ya os podéis hacer una idea del plan que tocará el domingo cuando vengáis a visitarnos, y es que una se acostumbra a sus rutinas y no las puede soltar!

Parece que este finde no vendrá nadie, lástima, da mucho gustito recibir visitas…bueno, por si cuela hacemos una invitación a Laura y Javi, a ver si os animáis a conocer los nuevos cachivaches que tenemos en la casa, no la reconoceríais..jeje!

Y…¿vosotrxs que nos estáis leyendo desde el otro lado del charco, Guatemala, Venezuela, Cuba o Brasil, cuándo venís?

Ya tenemos hecha la planilla de turnos, solo falta rellenarla…¡estamos deseando veros!


Un atardecer así os espera...

viernes, 20 de septiembre de 2013

Ecuador XVI. ¡Qué pasa, qué pasa, que ya tenemos casa!

Bueno...

Agradeciéndoos muchísimo las recomendaciones sobre la elección de casa por una vía u otra, os tenemos que contar que ya hemos elegido!!

No fue fácil desprendernos del romanticismo por la comodidad, pero finalmente decidimos quedarnos con el departamento en el centro. Además era el que ganaba en los sondeos, salvo Malu y Ernesto el resto nos recomendasteis el feo por fuera pero nuevito por dentro. De todas formas creo que iremos a visitar a Patricia, la casera Colombiana del otro departamento, para ir haciéndonos unas macetitas y llenar la casa de plantas como en Madrid. (Y aprovecho para preguntaros…¿Cómo están?)

¿Qué os parecen las vistas?
Conseguir el departamento nos costó una llamadita al céntrico barrio de Lavapiés para hablar con nuestra nueva casera con la promesa de cuidar la casa que tanto esfuerzo le ha costado alcanzar.

Como ya os dije, las casa se alquilan vacías, así que pasamos un par de días de locura buscando lo mínimo para poder estrenarla (un colchón, edredón y sábanas) y al final nos salió mejor de lo que pensábamos. Resulta en el las tiendas hacen “combos” de oferta, así que al comprar la nevera nos regalaban un microondas, una sanduchera, una vajilla y un edredón; y con el colchón conseguimos un par de almohadas como piedras.

Teniendo lo básico, y ya con más calma iremos poco a poco llenando la casa y venciendo al eco que retumba por todas partes. Es que es muy grande!

Y qué deciros del estreno… la sensación de “tener un sitio” y el placer de la primera cena en casa, valió la pena!
 
Sanduches y ensaladita para celebrar la inauguración
 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Ecuador XV. Fin de viaje. Guayas: la urbe.


(Hacemos un pequeño paréntesis temporal y volvemos al final de nuestro viaje, justo antes de haber llegado nuevamente a Ibarra y ponernos a buscar nuestro hogar)

 Después de un mes viajando por el Ecuador, por fin hemos pisado tierras guayaquileñas. Se trata de la ciudad más populosa del país y el puerto comercial más importante. (Por cierto ahora este y su ubicación es una de las polémicas más duras entre el gobierno de la república y la oposición, representada en este caso por el alcalde cacique de la ciudad).

Junto con Quito son las dos grandes ciudades del país, aunque no tienen el tamaño de otras capitales latinoamericanas. Y entre ellas las similitudes son imposibles, una es caliente la otra es fresca, una se encuentra entre lenguas de mar que penetran y ríos que fluyen al océano, la otra se retuerce entre montañas andinas, la una es caribe, la otra es indígena, una es bachata y salsa, la otra es folklore, pero las dos tienen su personalidad propia y su encanto.

Lo que previamente llega a tus oídos sobre esta ciudad, es la violencia que en ella se ceba, no en vano tiene los suburbios más grandes del país, sin embargo nuestra estancia ha sido de lo más tranquila y placentera. Sólo incomodada por algún que otro mosquito a la noche.

En cualquier caso la primera sensación al llegar a Guayaquil City (como cantaba Manu Chao), es la de llegar por fin a una “ciudad”, con anchas avenidas, con una 9 de Octubre eje este-oeste que podría recordarte a la gran manzana (a lo mejor son los taxis amarillos), pero quizá sea simplemente una sensación que proviene del contraste con las ciudades andinas hasta entonces vistas.

Aquí en “Guayas” como también se la conoce, la temperatura roza los 30ºC (y eso que no estamos en temporada de lluvias, porque en ésta la humedad te aplasta sobre el piso), la tez se vuelve más oscura, las ropas escasas y ceñidas aparecen y hasta el caminar es distinto, todo te hace recordar que quizá llegaste al caribe. La ciudad parece más viva y cuando el sol desaparece, aún la población permanece en la calle. El centro y más allá es una inmensa cuadrícula plana, de edificios de dos o tres plantas con soportalitos para combatir el sol y de alguna manera nos recuerda a Centro-Habana. (Aunque por si alguien conoce ambos sitios, quiero decir que nos recuerda, en ningún momento se puede comparar con la hermosa Habana).

Pero Guayaquil también es conocida por su malecón 2000, o mejor dicho malecón Simón Bolivar. El propio Simón Bolivar y José de San Martín son los que te reciben cuando la 9 de octubre desemboca sobre el río Guayas. Pero aparte de ellos, a nosotrxs nos recibieron los “maderos salseros” como los bautizó Lucía. Eran una banda de música formada por la policía metropolitana, que en este caso si llevan su nombre y nº de placa en la chaqueta, y que nos sorprenden por lo bien que tocan y por los ritmos latinos que desarrollan (salsa, bachata, merengue…). La visión de un poli con anchas gafas de sol, bigote oscuro y su habitual corpulencia tocando unos bongos es reconciliadora.
Libertadores de ayer y hoy.

Y este malecón es una zona agradable de 3 km que discurren paralelos al río Guayas, con sus zonas arboladas, sus zonas de recreo y sus zonas de comidas. Al final de este llegas al barrio de las peñas, situado en el pintoresco cerro Sta Ana. En su cumbre hay un pequeño faro desde el que es posible divisar parte importante de la ciudad. Cuando el sol cae, aquí se instala el corazón de la capital costeña.
Mulata en Malecón.
 Olvidé hablar del parque seminario, lugar donde se dan cita la Catedral de la ciudad y cientos de iguanas que apenas se inmutan ante nuestra presencia.

Encuentra la iguana.
 
 
Guayaquil me gustó, sin embargo ahora que volvimos a Quito, me parece que este es una ciudad orográfica y arquitectónicamente más diversa y posiblemente más habitable. (David)
 

 

 

 
 


Ecuador XIV: Ibarra me felicita.

Ibarra me regaló (aunque con un día de retraso) un banquito, una paella y una torta para celebrar mi cumpleaños.

Hace un tiempo conocimos a una señora ibarreña que vivió en España por una década y que se sintió allí tan querida y bien acogida que ahora se está comportando con nosotrxs de igual manera. Nos ha ayudado en la búsqueda de casa y nos ha invitado a comer una paellita a la suya. Nosotrxs pusimos la torta.





sábado, 14 de septiembre de 2013

Ecuador XIII. Cumpliendo años cerca de la mitad del mundo.


Nunca antes había pasado un 14 de septiembre tan largo, empezó en la medianoche de España y aún aquí en el Ecuador le faltan un par de horas para llegar a su fin.
Comenzó con unos traguitos de ron en el Café-arte de Ibarra y tuvo su guinda con la decisión final de arrendar el departamento.

Para esto hemos necesitado incluso una llamada a España (la dueña vive allá en Lavapiés), pero la firma del contrato o la primera noche en él va a demorar aún un par de días. Finalmente y después de muchas dudas hemos optado por el departamento del centro, apenas a cinco cuadras del corazón de Ibarra y para los que os gusta mirar en google maps, en la calle Flores y Juan Montalvo.

Es un departamento totalmente nuevo, con tres dormitorios (uno de ellos master), un salón, una cocina, dos baños y la joya, una terraza en la azotea donde tender la ropa y donde poder apreciar los 360º que nos rodean. Montañas y más montañas, entre las que destacan los volcanes Imbabura, Cotacachi y Cayambe. Lo peor es que aquí se arrienda sin mobiliario, por lo que he pasado un cumpleaños curioso entre refris con bandejas de vidrio templado, colchones antiácaros y lavadoras de veintidós libras.

Fue un cumpleaños diferente, muy cerca de la mitad del mundo, y también muy cerca de vosotrxs a pesar de los 10.000 kilómetros que nos separan, gracias a vuestras llamadas, vuestros e-mails, vuestros skype’s y vuestro cariño. (Incluyo por supuesto a lxs que estáis más cerca, aquí en el continente americano).

Eso sí, debo decir que nunca antes la lista negra estuvo tan full.

Muchos besos para todxs, os quiere, David.
Esperando los 39
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ecuador XII. Se busca departamento de arriendo…


Antes de terminar de contaros nuestro viajecito (vamos con retraso) os dejamos un adelanto de lo que estamos viviendo ahorita porque necesitamos… ¡Ayuda!

Estamos de nuevo en Ibarra intentando encontrar una casita que encaje en nuestras expectativas. Llevamos 3 días en la búsqueda, inicialmente lo cogimos con bastante ilusión, con ganas de empezar la fase de “asentamiento”, poder cocinar, reunificar nuestras maletas, y empezar a elegir dónde haremos la compra, por donde pasear, dónde tomarnos las cervecitas…después hemos visto que esta fase está siendo más complicada y cansada de lo que pensábamos.

En primer lugar porque aparentemente no hay muchas opciones de vivienda, hay pocas ofertas en los periódicos, no hay inmobiliarias (por suerte!) y se ven pocos carteles por la calle. Después hemos aprendido que lo mejor es preguntar a la gente y en los negocios, pues hay casas que por unos motivos u otros no se anuncian en ningún lugar. Además, no es tan fácil encontrar arrendamiento (alquiler), la mayoría de las viviendas disponibles están a la venta. También existe el formato “anticresis”, pensábamos que era algo así como un alquiler social por eso de que suena como anticrisis, después hemos sabido que es una manera de vivir “gratis” en una casa. Lxs propietarixs te piden una cantidad X de dinero (suelen ser cantidades elevadas, a nosotrxs nos pidieron 13000$), a cambio vives en la casa que ofrecen durante el tiempo que se decida en el contrato, pasado ese tiempo abandonas la casa y te devuelven todo el dinero!!!

En segundo lugar porque aquí se acostumbra a arrendar las casas vacías, sin muebles ni electrodomésticos, ni siquiera la cocina, lavadora o nevera. Y eso nos hace tener que sumar unos cuantos dólares y paseos a cada casa que nos planteamos. En una que vimos ayer hasta había que comprar la alcachofa de la ducha y las bombillas.

En tercer lugar, el estado de las viviendas…hemos visto de todo, pero hemos tardado 10 casas en ver una que nos gustase y que estuviese “para entrar a vivir”. Al final hemos llegado a la conclusión de que para algunas personas el concepto de casa debe ser un lugar donde dormir bajo techo. Vimos una terrorífica, el propietario nos decía que podría estar bien “para ir empezando”. No os imagináis…suelo de moqueta cubierta con 1cm de polvo, telarañas, techo de uralita y esto en una especie de balcón encima de un bar. Para entrar en la casa había que atravesar un servició de reprografía y el bar. ¡Queríamos salir corriendo! (120$). Contrastando con esta vimos un chalet como los de los pueblos de Toledo, de 3 pisos, con habitación y cuarto de baño para “el servicio”, 3 dormitorios con sus baños, escalerita de caracol de forja, alarma…No nos veíamos ahí ni como “servicio”. (un casoplón por 450$)

En cuarto lugar, como no hay edificios grandes, en general no hay pisos, son más bien casas grandes en las que han aprovechado para hacer departamentos, así, parece como si vivieras con tu caserx. Vimos una bonita, pero todas las habitaciones daban al patio de la propietaria y para ir al baño había que salir primero a la terracita común.

Y en quinto, nuestra indecisión. Antes de venir teníamos claro que queríamos una vida relajada, natural y apartada, en una casita con patio y hamaca. Poco a poco y viendo lo que encontrábamos hemos ido bajando el listón, y rajándonos de lo de vivir en aislamiento. Esta mañana nos conformábamos con algo que no nos desagradase…eso ha sido en un momento de pánico y agotamiento (que ya está resuelto).

Hoy por fin hemos visto 2 que nos han gustado (sobre todo por el contraste con lo previo), pero como tenemos dudas, lanzamos un sondeo…

¿Qué os parece un departamento, en 1º piso, con la fachada más fea que os podáis imaginar, en plan pastel de fresa y nata, pero por dentro totalmente nueva, con habitaciones amplias y de colores, dos baños y una terraza en la azotea con unas vistas muy chulas de la ciudad y alrededores porque está en el centro?

¿Y otro, en una casita con más encanto pero más pequeña, con suelos y vigas de madera, un cuartito abuhardillado con vistas a los volcanes Cayambe, Imbabura y Cotacachi, con una artista Colombiana como casera, un pequeño jardín con acelgas y en las afueras de la ciudad en un barrio no muy bonito y algo desangelado?
Si queréis opinar dónde os gustaría quedaros cuando vengáis de visita...a mojarse!

Lo que es una lástima es no tener fotos de ninguna, sobre todo de la del restaurante y alguna más que han sido de traca!
Lo sentimos, esto no es Ibarra, es Cuenca...
 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Ecuador XI. Oro verde, Oro amarillo


Abandonamos la provincia de Loja con el bus que va directo a Zaruma, casi la mitad del camino (más de 2 horas) es por una carretera, o más bien pista forestal, al borde de precipicios impresionantes con unas vistas preciosas.

Una vez que entramos en la Provincia de El Oro, reaparece el asfalto. Remontamos el río Amarillo, esta es zona de minería, fundamentalmente oro, por eso el río parece tan sucio (después nos confirman que está contaminado) y la ciudad de Portovelo tiene un ambiente tan decadente.


La carretera empieza a subir nuevamente (¡con lo que nos costó bajar!), en la cima de una montaña está Zaruma, una población un tanto pintoresca, con casas de techos altos y soportales y balcones de madera pintados de distintos colores. Me parece bonita y tranquila, contrasta mucho con Portovelo a sólo 10 km de distancia. La causa debe ser que aquí vivían los propietarios de las minas y Portovelo era el campamento donde se alojaban los trabajadores de las mismas.

Una de las minas que recorren el subsuelo del pueblo se puede visitar, la mina del Sexmo, llamada así porque tras regalarle a Felipe II una pepita de oro de gran tamaño, éste decidió reducir el impuesto que la mina pagaba a la corona de 1/5 a 1/6. La visita es gratuita y guiada, incluso te prestan botas y casco como medida de seguridad. Es muy interesante, te ayuda a imaginar cómo sería trabajar en esas condiciones. Y la pregunta que me ronda la cabeza es cuánta gente moriría trabajando aquí. La guía nos dice que no se sabe, la vida de los trabajadores, en su mayoría indígenas, tenía tan poco valor para los propietarios y autoridades, que esas cifras nunca se han llegado a estimar, o al menos a publicar.

Una vez conocida la tierra el Oro amarillo, vamos a conocer la del Oro verde, en la costa, donde hay extensiones inmensas de cultivo del plátano, que se considera el Oro verde ya que es uno de los principales productos de exportación del Ecuador (junto con los camarones, las rosas y el oro). Y dejando atrás las montañas andinas llegamos a Machala, ciudad de Pacífico y capital de la provincia.

La ciudad, no tiene demasiada gracia, pero si nos permite ver por primera vez ese contraste del que tanto nos habían hablado entre el carácter de la gente de la costa y de la sierra. El ambiente nos recuerda un poco al caribeño (salvando las distancias) y es que la ropa, los gestos, e incluso la manera de caminar es diferente a lo que hemos visto hasta ahora. También el ruido de la ciudad es diferente, más reggaetón, más gritos…más barullo.

Desde Machala se puede llegar en bus urbano a Puerto Bolivar, donde cogimos una embarcación para ir a la isla de Jambelí. El viajecito en barca es para comentarlo…para empezar, aunque había un cartel con los horarios, no sale hasta que no se llena (y caben unas 40 personas); luego está el tema de la seguridad, no hay chalecos salvavidas ni para la mitad de la gente (familias completas, muchas de ellas indígenas que por la ropa nunca te habrías imaginado que iban a la playa), y estoy segura de que la mayoría no sabe nadar; y por último, las dotes del “capitán” que para atracar pega un golpetazo contra el embarcadero que bien podría haber roto la proa. Debe ser que el también aprendió a aparcar de oído. La gente se reía…él también.

Llegamos por fin a la playa, plagada de carpas (tienditas de campaña) y sombrillas en primera línea que te alquilan por 5$. Con el sol que hace mejor tener resguardo, así que nos afincamos. El agua está bastante sucia, plásticos por todas partes, y es que aunque hay cientos de carteles para no botar la basura, no se les hace demasiado caso. Aprovechamos para comer camarones (¡apanados!) y sentir el ambiente playero Ecuatoriano. Familias de hasta 15 personas agrupadas bajo una sombrilla, en las que el abuelito, de aspecto indígena va abrigado hasta con bufanda. Y los bañadores femeninos…encontramos todo tipo de formatos, mallas y camiseta, bañador sobre ropa interior, pantalones vaqueros cortos y top…creo que yo era la única en bikini, ¡me sentía casi como en la India! David se bañó, aunque no creo que recuerde ese chapuzón entre plásticos como uno de los más placenteros.

Y así termina nuestra primera aventura playera en el Ecuador.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Ecuador X. Valle de la longevidad

La zona sur y su capital Loja era una de nuestras primeras opciones para quedarnos a vivir en el Ecuador. Además estar en un valle colindante al llamado valle de la longevidad también parecía bastante tentador.

Loja tiene alguna similitud con el pueblo granadino del mismo nombre donde nació mi padre. Quizá se deba a sus casitas bajas, a sus ríos no muy limpios como el propio Genil o a su religiosidad, aunque en el caso ecuatoriano es exagerada. La virgen del Cisne (patrona de la Loja de acá), es una especie de Virgen del Rocio, con peregrinación incluida, de hecho el DVD de los mejores momentos de la de este año era vendido por todos los rincones. Y algo más terrenal aunque también de gran interés social es que ahora mismo el Liga Universitaria de Loja es el único equipo ecuatoriano vivo en el torneo sudamericano (conocido anteriormente como Copa Libertadores).   
Loja y Bolivar
En Loja hemos descubierto algún parque de interés, también que es la capital musical del país, pero en sí no es una población muy especial, eso sí se enmarca en un valle rodeado de montañas bellísimas y del espléndido Parque Nacional Podocarpus. Además un poco más allá, en el siguiente valle, aparece el valle de la longevidad, apenas a unos 80km ya del Perú. Los buses que por él serpentean, llevan en sus laterales el nombre de la compañía y el rostro de un paisano de más de 100 años. A este reclamo han acudido algunos extranjeros jubilados que se han ubicado por aquí para ver si sus pensiones se pueden estirar un poco más de tiempo.
 Lucía y el Podocarpus

Y por estas tierras hemos pasado unos cuatro días; haciendo una excursión maravillosamente dura por el Podocarpus, por el que transitas en cuatro horas desde el bosque nublado (vegetación selvática a 2500 m sobre el nivel del mar) al páramo helado casi sin restos de vegetación, todo ello sin saber que los excrementos que seguíamos eran del puma.  Y también pasando un par de días en Vilcabamba, pueblo longevo por antonomasia, a merced de la hamaca, la buena comida, la Pilsener y un enorme ventanal hacia las estrellas.


Apostando por la longevidad
Apostando por la longevidad II
Y este marco sureño, a pesar de ser sugerente, no lo ha sido suficientemente ya que presenta un importante hándicap, su ubicación con respecto a los núcleos urbanos importantes del país, ya que se encuentra a más de 10 horas de Quito y a no mucho menos de Guayaquil. Y aún teniendo en cuenta lo evocador del viaje, llega un momento que los inmensos Andes desde el bus llegan a ser digamos que “molestos”.
 
Por tanto esa pelea entre norte y sur, vuelve a decantarse (como tantas veces) por el norte. Edu, la granja tanto de animales como de libros habrá que desplazarla a una latitud más norteña, Ibarra.
David

domingo, 1 de septiembre de 2013

Ecuador IX. Cuenca


Llevaba años diciendo que quería ir a Cuenca, me había perdido el viaje cuando fueron Irene y Olaya (allá por el año 2000) y desde entonces siempre había querido ir…pero por fin, el año pasado ¡lo conseguí! El maravilloso regalo de Lara, Antonio y Emma hizo que pasásemos por allá una tarde. Se me hizo corto y decidí visitar Cuenca de nuevo, esta vez en Ecuador…

El viaje en bus desde Ambato dura unas 8 horas, aunque la distancia no debe superar los 350 kilómetros. La “culpa” es de los maravillosos e interminables Andes, son esas curvas al filo de precipicios impresionantes las que no permiten mayor velocidad. Esas curvitas con los corazones azules que ya os conté. Por otro lado el ambiente en el bus es casi tan pintoresco como la carretera. Lo más típico son esas funditas para el mareo (bolsas para vomitar) y los carteles que dicen: “Sea culto, no bote basura por la ventana”. El caso es que yo vi un par de bolsas llenas de helado recién digerido salir volando directas al asfalto.


Y llegamos a Cuenca. Todo el mundo nos había dicho que era una ciudad muy bonita, que le encantaba a lxs turistas y que muchxs extranjerxs se quedaban a vivir. Lo cierto es que tiene un aire distinto al resto de las ciudades que hemos ido conociendo. Al final, sin tener muy claro el porqué, llegamos a la conclusión de que nos resultaba más familiar, y no sólo por el nombre. Y esa familiaridad hace que vivir en esta ciudad parezca más “sencillo” que en otras, parece que el choque es menor, como si casi no hubiese que adaptarse.


 





Alberto Caleris, cantautor Argentino, en la Cruz del Vado
Es la tercera ciudad del país, cuadriculada, con varias plazoletas bonitas y como toda ciudad Andina, rodeada de montañas en 360º. Al ser una ciudad grande (y con bastante presencia extranjera) tiene otro ritmillo y otro ambiente, ciclos de cine (vimos un par de pelis en un ciclo de cine Italiano, otra vez gratuito!), conciertos al aire libre (Alberto Caleris, ) y alguna manifestación. Además de las del Yasuní presenciamos otra por la quiebra de una cooperativa de crédito en la que muchas familias habían perdido sus ahorros (quizás esto contribuyó a que nos resultase familiar… los mismos problemas se repiten en cada continente, ¿será el sistema?).
 
En el Museo del Banco Central pudimos ver una exposición sobre Antropología del Ecuador y aprender un poquito de la Historia de la Ciudad, que antes de la Colonización y de la invasión de los Incas estaba poblada por Cañaris, indígenas de esta zona del Ecuador. En la actualidad los “Cañarejos” son los descendientes de toda esa mezcla, y su idioma es el kichwa (la mayoría de las comunidades indígenas del Ecuador adquirieron el kichwa con la invasión Inca, pero mantuvieron características de sus lenguas como su acento y parte del vocabulario). En las afueras del Museo hay restos de parte de la ciudad Inca (Tomebamba), y a unos 200 metros restos Cañaris, Incas e Hispanos en el mismo conjunto arqueológico.

Además de los entretenimientos de la ciudad, hay cosas para hacer en los alrededores. A unos 20 km de la ciudad, por la carretera que va a Guayaquil, nos encontramos el Parque Nacional de El Cajas. Es un humedal con picos de hasta 4500m y zonas bajas con bosque nublado, el paso más alto de la carretera está a unos 4100m. El Parque es muy extenso y está plagado de lagunas de origen glaciar. El clima en la zona alta es muy ventoso, frío y húmedo, y el único tipo de árbol que consigue sobrevivir en esas condiciones es el "árbol de papel" (Polylepis). En la zona de bosque húmedo los árboles están cubiertos de musgo, hay muchos tipos de orquídeas y bromelias, y cientos de tipos de aves. La excursión fue dura, pasamos frio y nos bañamos con la lluvia, pero el locro con papas (sopa de patatas, choclos, queso y aguacate) y la truchita bien merecieron “la pena”.

Quedó pendiente hacer una excursión de 2 días durmiendo en carpa para recorrer parte del Camino del Inca, ¿alguien se anima para la próxima?
Lucía