miércoles, 30 de marzo de 2016

Argentina IV. Ventanas Porteñas + (Micro machismos I). (*)

Buenos Aires es una ciudad que abruma, y a medida que la paseo, su inmensidad me abruma aún más. Está construida de alguna manera a imagen y semejanza de París, aunque su belleza no alcance la de la capital francesa.  

Como me siento incapaz de escribir de una manera global sobre ella, la reduciré a algunos momentos que se quedaron en mi retina y mente, y que describen aspectos de esta atractiva metrópoli que creo es más interesante vivirla que visitarla.

En la calle 9 de julio, dicen la más ancha del mundo, se enfrentan de manera titánica, el obelisco donde se izó por primera vez la bandera nacional y uno de los símbolos de la ciudad, y el rostro de Evita en un edificio ministerial a imagen y semejanza del rostro dominante del Ché en la Plaza de la Revolución habanera.
 

 

 
 
 
 

Esta avenida es flanqueada por las hermosas, barrigudas y pinchosas ceibas, que en este momento del año tiñen el suelo de rosa ante la caída de su flor.


En la propia 9 de julio y en el lugar donde perpendicularmente la corta la Avenida de Mayo, tienes una de las más bellas imágenes de la ciudad. Al oeste el edificio del congreso. Al este la casa rosada. Los símbolos de poder se alinean.

 











Por la 9 de julio avanzan unos detrás de otros, colectivos algo viejos. De sus ventanas salen medios cuerpos y también color rojo de bengala. Son los hinchas de River camino del Monumental donde se enfrentarán a Boca. El clásico acabará 0-0. El único que ganó en el partido fue el BBVA que patrocina a ambos equipos. Estos no entienden de colores, sólo del color verde.

En muchos de los barrios, las aceras tabletean bajo tus pies y el fastidio tras la lluvia es evidente. Se hace habitual el sorteo de excrementos caninos y también que en ciertos lugares las aceras se estrechen por la presencia de colchones y cartones que hacen de estas el hogar de mendigos. Como contrapunto, las aceras de Corrientes dibujan estrellas en honor a sus más destacados actores y actrices.

La Boca es uno de los barrios turísticos, aunque de turístico apenas tiene unas cuadras. Es el lugar donde se instalaron los primeros italianos y donde construyeron con chapa de los barcos sus casas. Es un lugar pintoresco y dominado por el estadio de la bombonera. Saliendo de esas pocas cuadras, el barrio muestra toda su marginalidad y las casas de ladrillo agujereado con gallinas por sus aceras ahuyentan las cámaras fotográficas.

La Boca...
...también








 

En los barrios del noroeste, el laburo de pasear perros con pedigree está extendido, en los del sureste no está extendido tener laburo.

 En el barrio de la Recoleta existe un pequeño cementerio, no apto para casi ningún muerto. Grandes colas transitan un pequeño pasillo donde sobre mármol oscuro se lee, Familia Duarte. Y yo me pregunto qué sabrán todos estos japoneses y demás flasheadores de Evita Perón.

El barrio de Palermo es un poco fashion o gentrificado como aprendí que se llama a este proceso, allí la calle Jorge Luis Borges desemboca en la Plaza Julio Cortázar. No sé si ahora el barrio les inspiraría. (Eso sí, el almuerzo estuvo bacán).

En el barrio contiguo de la Once el panorama cambia radicalmente. Las tiendas boutiques de última moda se convierten en extensas galerías comerciales de pequeños locales que en su mayoría regentan chinos y latinoamericanos de latitudes andinas. También es el barrio judío, aunque no lo advertimos.

No muy lejos de allí, en el barrio de Almagro se produce la intersección entre la calle Palestina y la calle Estado de Israel. Salvo el intenso tráfico, no hay mayor problema.

El metro o subte como llaman acá, es un agujero sudoroso en estos meses de verano, sus techos bajos y sus estrechos pasadizos hacen aún más claustrofóbico el viaje. Cuando estás en el andén y miras a tu alrededor, las caras que encuentras te imposibilitan reconocer el país donde te encuentras.

A la entrada del subte, un cartel nos recuerda que la línea B se encuentra interrumpida por medida de fuerza gremial. (Es decir por paro de los trabajadores).

En alguna de las esquinas establecidas por el cruce de dos calles, siempre huele a pizza. Casi siempre en alguna de las otras tres huele a parrillada.

En Buenos Aires florece la cultura a ras de calle. Es fácil encontrar disqueras, las librerías crecen por doquier, las salas de teatro están regadas por todo lugar, además puedes encontrarte con el paseo del tango, el de la historieta o el de los desaparecidos.
 

 









En la infinidad de librerías que puedes encontrar, no faltan nunca a su cita Hernández, Lorca, Machado o Alberti.
Teatrolibrería

Durante los quince días que paseamos la ciudad, vimos que en los cines Gaumont, una tremenda cola se situaba frente a la sala 1. La película era una coproducción hispano-argentina, 100 años de perdón. Cuando se habrá visto en una así Calparsoro.

En esta ciudad y con la excepción de su zona más céntrica, los árboles son los protagonistas poblando minuciosamente las calles y en la mayoría de los casos superando a los edificios en altura.

Los domingos en Buenos Aires son como en el resto de Latinoamérica. Ciudad vacía, comercios cerrados y parques llenos. En este caso en el parque se desborda el mate.
Materas listas

La feria de Mataderos es gastronómica y artesanal, participan las diferentes regiones de la Argentina. Entre choripán y tucumana, no faltó en el escenario una chica de voz hermosa y que nos devolvió a la esencia más Latinoamericana.
 

 


Lo único que no descansa en Buenos Aires es la basura, porque ni en sus contenedores la dejan descansar día y noche.

Buenos Aires y el Uruguay están separados por unos 50 kilómetros de agua que corresponden al rio La Plata. Nada más zarpar de Colonia los rascacielos de la capital empiezan a dibujarse en el horizonte. A medida que te acercas, muchos más comienzan a aparecer a la vez que lo hacen las grúas del puerto. Mientras navegábamos una punzada nos mordía el estómago, era 11 de marzo y nuevamente era un día de luto.

Después de la visita de Obama a Cuba, éste llegará a Buenos Aires. Justamente se cumple el 40 aniversario del inicio de la dictadura. En esos días se quiere programar su visita al museo de la memoria (ex – ESMA). Cruel es la historia, en ese lugar Estados Unidos participó en la tortura y desaparición sistemáticas de miles de compañerxs. Para cuándo unas palabras de perdón y arrepentimiento.
 Antes de la visita, Obama alababa al presidente Macri y a sus recientes medidas económicas. A la vez criticaba las acciones llevadas a cabo por Cristina de Kichner durante sus gobiernos. ¡Ay! Argentina lo que te viene encima.

Las paredes de Buenos Aires escenifican la lucha de los trabajadores. Diferentes y variadas organizaciones llenan los espacios con sus reivindicaciones. Diera la sensación de una sociedad organizada y en lucha, aunque seguro que buena parte de la misma también está organizada entorno al centro comercial y la indiferencia.

Hemos disfrutado mucho esta enorme ciudad y sobretodo de su oferta cultural, pero además podemos decir que cada día al volver a casa, entrábamos en su historia. Nuestro hostal fue la casa donde Perón realizó la campaña que le llevó a la presidencia por primera vez, después de salir de la cárcel. Incluso allí se imprimieron los dos periódicos y la revista de humor que crearon los peronistas en aquellos tiempos. 

Seguramente hay muchos más lugares y muchos más momentos que esta gran ciudad nos brindó, pero hay que seguir camino.

(*) Hemos cambiado el título de Postales por Ventanas, en honor al genio de Galeano.


 

Micro machismos I:

Esta larga estancia latinoamericana nos ha dado para aprender sobre muchos aspectos y uno de ellos es el género. Así que hemos utilizado las calles de Buenos Aires para comprobar uno de los muchos micro machismos que se dan en nuestras sociedades. Ciertamente los primeros en erradicar serían los macro, pero los micros nos muestran cuan arraigado se encuentra el patriarcado en nuestro día a día y por ello son muy interesantes de estudiar.

El micro que nos ocupa en este momento es contabilizar de todas las parejas con las que nos cruzamos y que van agarradas de la mano, en cuantas es la mano del hombre -o en realidad su brazo- la que va por delante y en cuantas la de la mujer.

Podíamos pensar que es algo anecdótico y sin importancia y quizá lo fuera si el resultado rondara el 50% aproximadamente, pero si no es así quizá haya alguna razón detrás de ese inocente gesto.

Resultado con una muestra de 100 parejas:

En 96 casos el hombre llevaba mano y antebrazo por delante, en 4 lo llevaba la mujer. Debo decir que de esos 4 casos en 2 de ellos aun llevando la mujer la mano por delante era el hombre el que tiraba de ella.

Las matemáticas dirían que el resultado es estadísticamente significativo y que evidentemente no se debe al azar.

Me despido con una canción…
 
"Ay, ¿quién maneja mi barca, quién? 
que a la deriva me lleva, ¿quién?"


martes, 29 de marzo de 2016

Argentina III. Un síndrome de película


Hace tiempo que sufro el síndrome de “la película argentina”. Éste consiste en que, cada vez que converso con personas de nacionalidad argentina, especialmente si son porteñxs, siento estar en una película. Ese acento, inevitablemente, me evoca el cine y, a partir de ahí, empiezo a tener una serie de alucinaciones cinematográficas.

Así fue nada más entrar en el país, en un bus de una compañía nacional. De repente, el asistente de viaje (algo así como un azafato de tierra, muy frecuente en buses peruanos y argentinos de largo recorrido en los que se sirven comidas) comienza a repartir papelitos a todxs lxs pasajerxs mientras nos anuncia que vamos a jugar al bingo. Comienza a sacar las bolas entre bromas e ironías, y yo concentrada en mi cartoncito trato de descifrar si esta pudiera ser una escena de Nueve reinas…¿habrá truco? al final, la botella de vino mendocino se la ganó una señora del piso inferior.


Llegando a la capital atravesamos una de esas villas miseria que concentran lo que fue la esperanza de una vida mejor en la ciudad, el éxodo rural al reclamo del capitalismo, la injusticia enmascarada. De repente creo ver a Maca, la niña feliz de En el Mundo a cada rato, ahora convertida en adolescente, embarazada y con pocas opciones de futuro.


Una vez puestos los pies en el suelo, tenía la sensación de que inminentemente me podía cruzar con Soledad Villamil o Cecilia Roth. Rápido, para no ilusionarme en exceso pensé que tal vez no vivan acá. El caso es que días después me pareció ver a Soledad metida en su papel de Irene, investigando un nuevo feminicidio en la ciudad al tiempo que las paredes gritan ¡Ni una menos!


Yo ya suponía que Avellaneda era un barrio real, pero atravesarlo con uno de esos colectivos que los domingos se dirigen atestados hasta la Feria de Mataderos, me emocionó un poco. Lástima que aún no hubiera salido la luna. En cualquier caso, ver que no hay barrio en Buenos Aires que no tenga un gran parque, y que no hay parque que se precie que no tenga algún puesto de libros, alguna familia con sus sillas plegables, un puesto de choripán, o simplemente gente sentada en los bancos conversando, ya es un regalo.

Paseando por las calles del centro, la zona financiera, vemos una protesta de trabajadores del sector bancario. De repente en mi cabeza suena el estruendo, son las famosas caceroladas de protesta, se sigue robando a las mismas personas, el saqueo continúa. Todo se guarda en la memoria del pueblo.

Memoria del saqueo II 

Avanzamos hacia la calle de la cultura, Corrientes, en el cartel más grande de la avenida anuncian un nuevo estreno. Valeria Bertuccelli pasó de tener un marido que le buscaba un nuevo novio, a casarse con un boludo. ¡Ay que ver lo que llena la boca decir boludo y pelotudo!


Amor boludo a ritmo de tango
Me parecieron escenas muy de película los domingos de la costanera, con sus encuentros de danza, sus puestos de comida, sus loros escandalosos, sus helicópteros sobrevolando rascacielos y los aviones despegando cada dos minutos. Sigo el trayecto inicial de cada uno de ellos. ¿Será el piloto el nuevo protagonista de un relato salvaje? ¿Se encontrarán sus progenitorxs sentados tranquilamente en algún pedacito de esta concurrida parte de la ciudad?



Cansada de imaginarme tanta película, decido ver una de verdad, “de la misma Argentina”. Pago mis 8 pesos (unos 50 céntimos de euro al cambio actual) y elijo Soleada, porque me gusta el título, porque la dirige una mujer, y porque aparece Rally Barrionuevo cantando. Descubro el lindo acento cordobés, y disfruto de ver lo que pasa cuando parece que no pasa nada.
 

 
Salgo aún más enmimismada, ¿de verdad que no estamos en el rodaje de una película? Las tiendas de la Once me recuerdan a La salada, las lleves de mi habitación a El Cerrajero de Natalia Smirnoff, en cada carnicería esquinera pienso que puede haber un Patrón al que le guste el hipoclorito, cada mujer mayor con gesto distraído me recuerda a Norma Aleandro, y con cada placa en recuerdo de algún o alguna desaparecida de la dictadura, me estremezco, como si cada una de ellas representase un Kamchatka del tablero del risk.

Los síntomas comenzaron a agravarse, y las alucinaciones fueron teatrales también. Varias veces me pregunté, calle tras calle, por dónde pasearían al Turquito para que delatase a sus compañerxs de la clandestinidad. La voz de Juan Diego Botto resonaba en mis oídos. Pensé que el síndrome podía ser contagioso cuando David me confesó que el también sentía la presencia del Turquito.
 


Llegó un punto en que el síndrome pasó la frontera de las artes escénicas y la ficción, personas reales comenzaron a protagonizar las escenas de una película de cameos. Fragmentos de la vida de Rosita en Buenos Aires a ratos embarazada, a ratos con Mateo, como flashbacks; Carol encontrándose con sus raíces, su humor y el vino; Susana, interpretando a una trabajadora de correos, mostrándonos su querida ciudad, mientras repartimos postales, en una comedia que gira en torno a sus deliciosas milanesas; Silvina como protagonista de su propia fama, profeta en su tierra, firmando y filmando la Ciudad Laberinto en las galerías de arte capitalinas, y Luis en una peli en blanco y negro metido en ambientes bohemios y disfrutando de todos los placeres de la vida. ¡Qué lindo es el cine!


Creo que esto está empezando a afectarme, ya no distingo lo que es de lo que “no es”, además, a la vez que se acerca el otoño, cientos de buitres venidos del norte amenazan con devorar al país de nuevo. Nunca me gustaron las pelis de terror. Partamos rumbo al norte, tal vez la primavera me saque de la cinemanía y me cure el síndrome de “la película argentina”.


jueves, 24 de marzo de 2016

Uruguay II. Postales del Uruguay


Suena música en las calles de Montevideo, se oye música nacional como la Vela Puerca, Zitarrosa… pero también música brasileira, dejando ver la influencia del vecino del norte. También nos lo recuerda la presencia de turistas falando portugués.

En unos días se hará un homenaje al gran Zitarrosa, como no pudimos estar, yo le dedico una versión de su Adagio a mi país, por Rojo Cancionero.

Tiendas de libros, libros y libros se reparten las calles de la capital. El afán por la lectura es tal, que hasta las gatas tienen sus librerías favoritas.

En la moneda Uruguaya hay grabada una frase, “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”. Me hace recordar otra en la moneda chilena de la época de Pinochet que decía “Por la razón o la fuerza”.

Siguiendo la ruta (impulso) de la mitomanía o necrofilia, llegamos al Cementerio general buscando a Benedetti. Ahí se encuentra la creme de la creme. Entre ellxs Mario descansa por fin con Luz. ¡Gracias por la poesía!

En la tapia del cementerio General de Montevideo hay una canasta de baloncesto, cada tarde lxs niñxs del barrio lanzan pases a lxs muertxs.


En el Café Brasilero hay un nuevo producto de Marketing, una vez desaparecido el portador del conocido nombre, nos quedó su café, uno de los más consumidos por lxs nostálgicxs lectores. Ahora, además de leerlo, podemos bebernos a Galeano, para que nos inunden sus letras.

Años antes de la muerte de Galeano, el camarero del café tenía deberes semanalmente, entregarle los libros que le entregaban tímidxs admiradorxs para que el afamado los firmase.

En algunas de las muchas librerías de Montevideo es difícil encontrar libros de Galeano y Benedetti, ¿será que aquí no los quieren?, pensábamos inicialmente. El misterio se resuelve al preguntar, el tendero nos dice “los tengo protegidos y los muestro cuando me los piden, si los dejo afuera, la gente se los roba”.

Hay una fuente en la rambla de Montevideo, difícil beber, una muchacha se está bañando en ella mientras su madre aprieta el grifo. Esperamos para beber y la mujer nos dice que tendremos que esperar más porque se está bañanado (con jabón y todo). Después nos pregunta, “¿usted tiene ducha en su casa?”.

8 de Marzo, día de la mujer trabajadora. Una marcha recorre el centro de la capital, mismas consignas, mismas luchas, como estar en casa. Sin embargo, Uruguay posee leyes más avanzadas que las españolas en cuanto a los derechos de las mujeres. En materia de salud sexual y reproductiva la ley del aborto de 2012 despenaliza el aborto antes de la semana 12 para mujeres mayores de 18 años, y amplía los plazos en determinados supuestos.
 

El Museo de la Memoria hace un recorrido por la época de la dictadura. Además de informes y documentos oficiales hay cantidad de objetos personales para tratar de ilustrar lo que se vivió en aquel tiempo de represión. En mitad de una sala cuelga un traje de presidiario, “éste lo usó Pepe Mújica cuando estuvo preso” nos comenta la guía.

El que alguna vez fue el edificio más alto de Latinoamérica se encuentra en la Plaza de la Independencia. No parece que haya en esa plaza dos edificios del mismo estilo arquitectónico. Mi favorito parece diseñado por una niña golosa mientras jugaba en la playa, un castillo de arena con espíritu de pastel.

La Intendencia (algo así como el ayuntamiento) tiene las puertas abiertas, de hecho, es uno de los atractivos turísticos de la ciudad, tiene un ascensor que te lleva hasta el cielo para confirmar que la ciudad es verde y está rodeada de agua.

Ingredientes para preparar un buen Chivito:
   2 Churrascos de lomo
   2 pedazos de pan de hamburguesa (o pan tortuga)
   2 hojas de lechuga
   1 tomate en rodajas
   2 lonchas de queso mozzarella
   2 lonchas de jamón
   2 trozos de tocino o panceta ahumada
   2 huevos
   Aceitunas
   Mayonesa
   Sal
   Papas fritas de acompañamiento

Colonia es una pequeña ciudad río adentro, donde el río de la plata parece de cobre por el color de sus aguas revueltas. Casas coloniales, calles empedradas, ceibas preciosas y falsos plátanos decoran la postal. La lluvia se encarga durante horas de tratar de emborronarla.
 
 

 
 
 
 
 
En la placita más bonita de Colonia comimos en el restaurante que más le gustaría a nuestro amigo César, ahí, comiendo un chivito completo y pescado del día, rendimos homenaje a nuestro amigo y su padre.

La siguiente postal será en uno de esos barcos que a ritmo alegre cruzan la frontera incansables día tras día.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Uruguay I. ¿Vos Querés?

Si vos querés nacer en el Uruguay, no es una tarea tan sencilla pues a nivel mundial apenas lo consiguen una de cada dos mil personas. Pero si, aun así, persistís en el intento, hay algunas cosas que deberías saber.

Uruguay es un país de emigrantes europeos, fundamentalmente españoles e italianos, apenas quedó cabida para los indígenas que lo ocupaban previamente a la conquista. En cuanto al idioma, es el castellano con ese marcado acento de las “y” y las “ll” aunque bien pudo ser el portugués ya que estos lo invadieron temporalmente, en el momento en el que en el país se desarrollaba un avanzado programa social con Artigas a la cabeza. También debés saber que de la misma manera, cuando el vecino Paraguay disfrutaba de una situación de lo más ventajosa en el continente en términos socio-económico allá por el 1864, fue Uruguay en ese caso el que con Brasil y Argentina participó en el mayor genocidio que ha conocido el continente (Guerra de la Triple Alianza), es una extraña situación la que se produce, cada vez que algún territorio decide construir una sociedad diferente y más igualitaria, en ese momento siempre hay alguien al que le da porque no cunda el ejemplo. Como podés comprobar, la historia de este pequeño país siempre estuvo muy relacionada con las injerencias de las dos grandes potencias de la zona. Bueno, de la historia te podría contar muchas cosas, pero esto será mejor que lo aprendás en la escuela pública, cuando comencés tu escolarización. Por suerte es de las mejores en Latinoamérica.

Yendo a la realidad actual, es cierto que quizá no sea el mejor momento para venir, la crisis del capitalismo de los últimos años, también está afectando al país, y aunque gobiernos progresistas lo han dirigido durante esta década, la carestía de la vida está afectando a la clase trabajadora y sectores humildes. No obstante, será tu mamá la que hasta la semana doce podrá decidirlo libremente, aunque tengá que luchar contra la objeción médica.

También te digo algo, si finalmente tenés la mala suerte de nacer en el seno de una familia de clase privilegiada, la decisión sobre nacer en el Uruguay o quizá en otra parte del mundo no debe preocuparte en exceso.

Y quiero decirte que en estos días se ha conocido el último dato sobre mortalidad infantil, situándose ahora en 7,4 por cada mil nacidos, cuando hace apenas diez años se duplicaba, quizá ello te tranquilice. Además, esa preocupación que tenés sobre el acceso a servicios básicos por la privatización a la que habitualmente se encuentran expuestos, te diré que acá es menor que en los países vecinos del sur.

En otro orden de cosas y no menos importante, me gustaría que supieras para que no te pille de sorpresa, que, si por razones ideológicas o de salud te planteases el vegetarianismo, en este país estás fregado, y que, si tenés la mala suerte de ser celiaco, no te diré más. La pasta & pizza y el asado son monumentos nacionales. Además, debés aprender a vivir con un sólo brazo, el otro quedá restringido a portar la matera. Si por casualidad el fútbol no fuera de tus deportes favoritos, jodido igual, y si tu afición fuese el andinismo de fin de semana, olvidate. Eso sí, si amas la lectura, este es tu país y si de mayor querés ser librero, acá tenés un lugar. Es una pena, que llegás tarde para conocer en persona a los maravillosos Galeano y Benedetti, pero otros vendrán y a estos tendrás el consuelo de disfrutarlos leyendo.

En fin, si finalmente tenés suerte y nacés en esta pequeña tierra uruguaya, con un 40% de posibilidades nacerás en su capital.
Vista parcial de Montevideo

Montevideo, es una ciudad a caballo de muchas cosas, es una ciudad con puerto pero sin pescado, con playas pero sin olas, con malecón pero sin su música, con aire de capital de provincia pero con edificios bellos de gran ciudad, un tanto a la sombra de la vecina Buenos Aires pero con su luz propia.
 
Con cultura
Sin olvido
 
 
 
 
 


Es un lugar donde podés tomar un café Galeano en la misma mesa donde él lo hizo por años, visitar el museo de la memoria donde descubrir un oscuro y reciente pasado similar al de los vecinos del cono sur, kilometrear por ese malecón en las noches de verano, pasear por sus siempre arboladas calles, con rica sombra en verano y alfombras secas en otoño y disfrutar de una extensa cultura en una ciudad que camina lenta pero segura.

Café Galeano: Amaretto, crema y dulce de leche

En su ventana, la de Galeano














 
 
 
 
Y si cuando sos mayor necesitás un ambiente más cosmopolita, ahí cerca tenés el gran Buenos Aires. Cruzás el rio de la plata y estás.

De todas formas, tampoco me hagás mucho caso porque yo estuve apenas cuatro días en Uruguay y quizá no sea el más indicado para ayudarte; y sino, al azar y buena suerte, que con los chinos e indios tenés más papeletas.
Malecón al Rio la Plata
 

lunes, 14 de marzo de 2016

Argentina II. Buenos Aires, encuentro con una amiga de la infancia.

Hoy es el cumpleaños de una gran amiga de la infancia*, mi primera amiga Bonaerense (qué bien suena “bonaerense”), mi primera amiga feminista, mi primera amiga antiimperialista, la amiga que casi consiguió que aborreciese la sopa.

Hoy celebramos sus 54 años. Lo curioso es que habiendo nacido 20 años antes que yo, no ha envejecido ese medio siglo. No lo ha envejecido porque el tiempo no pasa por su vida de ficción, y porque “su realidad” sigue siendo tan real, que bien podría haber sido creada ayer.

Llegar a una ciudad como Buenos Aires, extensísima, grandiosa e incluso con un toque de altivez, impone un poco, así que poder recorrerla de la mano de Mafalda, fue un alivio, y un placer. 


El encuentro se produjo en la esquina de Chile y Defensa, a media cuadra de su casa y al inicio del Paseo de la historieta. En un banquito me esperaba y la alegría al verla fue inmensa. En ese punto comenzó el paseo. Su hermano Guille nos acompañó. Su madre, su padre, la tortuga y el globo terráqueo quedaron en el número 371 de la calle Chile.

Viñeta a viñeta fuimos descubriendo la capital con sus bondades y miserias.


Primero me enseñó su barrio, San Telmo, y yo creía ver Manolitos en cada tienda de comestibles. Realmente no vi demasiadas tiendas como la de la familia de Manolito, ahora en este barrio es más fácil comprar antigüedades, pizza o pasteles que fruta o una lata de conservas. No recordaba ninguna viñeta de la Plaza Dorrego o el Mercado, y en cualquier caso, no recordaba turistas en sus viñetas.


 
Vimos las dos caras de la Boca, la re-turística del famoso Caminito y el estadio del Boca Juniors, y a unas cuadras, las casas de hojalata, pintadas anti-Macri (antiguo presi del famoso club de futbol y actual del país) y aires de abandono. Es un barrio del pueblo, y el pueblo se encontraba aquel domingo en las plazas y parques, ellas tomando el sol en sillas plegables y ellos jugando al fútbol, echando un partido muy de barrio, con comentarios también muy de barrio y muy de machos, desde la concha de la madre a la de la prima, pasando por la de la hermana, invitaciones a la pelea, cabreos de pelotudos al perder y demás joyas del deporte. Dos cuadras más allá estaba Libertad que, siguiendo la tendencia socialista de su familia, pintaba en un muro una de sus frases célebres… "Y digo yo, ¿nacionalizar la nación? ¿O eso ya es mucho pedir?"




 

 
 
 
 
 
Subimos por la gran avenida 9 de Julio hasta llegar a un punto desde el que veíamos a un lado el Congreso y al otro la famosa Casa Rosada, hasta ésta nos dirigimos y desembocamos en la famosa Plaza de Mayo, lugar célebre por las reivindicaciones, siendo la más conocida la de las valientes e incansables madres de la pañoleta blanca. Debe ser por eso que es la zona de la ciudad con mayor concentración de policías. (un armazón de protección entre la Casa Rosada y “la gente”).

 
Hacía un rato que me preguntaba yo en qué parte de la ciudad se escondía el río, cuando llegamos por fin a Puerto Madero, una zona bastante exclusiva, con su puente de Calatrava incluido. Continuamos hasta la costanera, uno de los grandes respiraderos de la ciudad. Después de un agradable paseo por la Reserva, nos dedicamos a comer choripanes (Mafalda además un panqueque con dulce de leche) mientras admirábamos los encuentros de música y danza que se dan en la zona. Tango, cumbia, salsa, samba, zumba y chachachá. Un lindo lugar donde disfrutarlas tardes de domingo, cultura popular en la calle, ¡traigan sus sillas, sus inseparables mates y disfruten!


 
Durante otro paseo llegamos a la Recoleta, barrio pelucón donde no hay perro sin pedigree. Al doblar una cuadra apareció Susanita, una señora bien señorona, paseando su caniche, toda engalanada y con pendientes de perlas. En esta ciudad hay hueco para todxs. (Incluso para los grupos de Emos que se juntan en la plaza Rodríguez Peña).

Nos plantamos en las afueras del zoológico, y no pude menos que compadecerme de esos flamencos, a escasos 5 metros de una gran avenida siempre llena de carros, si vieran como viven sus colegas en otros rincones del continente… Estuvimos las dos a punto de montar una protesta en la puerta. Indignadas continuamos camino y llegamos a Palermo, el barrio hípster. Hay que ver cómo se parece lo moderno en cada rincón del mundo, en este barrio en los menús no hay verduras asadas, sino vegetales horneados.

Avanzamos más buscando bullicio y llegamos al Once, también muy comercial, pero con otros productos y otros precios, puro mercadeo y tiendas al por mayor. Rodeamos el Congreso y al frente vimos una familia viviendo en la calle, Mafalda me contó una conversación que tuvo recientemente con su madre.
 


Poco después nos encontramos con Felipito, decidimos ir al maravilloso cine Gaumont a ver la peli que fuera, con esos precios, ¡imagínate! Debo decir que nuestro amigo dientón, no satisfecho con ver una peli nacional, insistió bastante en que buscásemos otro cine con alguna peli de vaqueros.

Mas entrada la noche nos dirigimos a la entretenida Corrientes, la calle donde puedes elegir entre decenas de obras de teatro y miles de libros, la oferta no tiene límites. Toda la avenida cortada al tráfico para la celebración de la noche de las librerías, coloquios sobre literatura, cuentacuentos, libros en la calle y conciertos. En medio de una de esas charlas andaba Miguelito, tratando de hacerse un hueco en los círculos filosóficos bonaerenses.

 

Y bueno, así, de a poquitos, me fueron descubriendo su ciudad, que fue más aún más linda, más interesante y más divertida con su mirada.





*Parece que su fecha oficial de “nacimiento” es en septiembre y con algunos años de diferencia, pero yo quería festejarle hoy ya que también se cumple el aniversario de una de sus primeras apariciones en la prensa…