Esperando
que el título no os haya invitado a leer pensándome como protagonista del
mismo, aclararé que lo que escribo a continuación no tiene que ver conmigo,
salvo como trabajadora de la salud, observadora, y mujer.
El día de
hoy se celebra en Latinoamérica el día de la Madre. No sé cómo se vive en otros
países, pero aquí es todo un evento. Nuestros vecinos de abajo han contratado
amplificadores para que las canciones que cantan a su mamá las escuche hasta
diosito. En el tiempo que llevamos aquí he podido sentir (y sufrir) este fervor
alrededor de la maternidad, que se convierte en el objetivo principal de
cualquier mujer en la vida. Por eso quiero compartiros lo siguiente.
Embarazarse
en Ecuador, como en cualquier otra parte del mundo, tiene sus peculiaridades.
El embarazo
acá, a diferencia de lo que pasa en España, es algo que simplemente ocurre, ya
que como muchas otras cosas del día a día, no es algo que se planifique. A
veces eso de no planificar las cosas puede hacer que ocurran con más frecuencia
de lo esperado, en Ecuador se tienen 2,59 hijxs por mujer, mientras que en
España 1,32; o viendo los datos de otra manera, en 2013 en Ecuador nacieron 20,81
niñxs por cada 1000 habitantes, siendo la cifra para el mismo año en España de
9,11. (Habría que añadir que las cifras en Ecuador se han reducido en las
últimas décadas).
Es lógico
pensar que es muy bueno que las mujeres sean madres cuando quieran, y por eso
mismo es tan preocupante esa cifra de embarazos en adolescentes, y es que lo
más probable es que la gran mayoría no sean deseados (no lo digo sólo por
intuición, sino por las condiciones en que esto sucede y por los muchos casos
que he visto en las consultas). Según datos del Ministerio de Inclusión Económica
y Social los principales determinantes para que esto ocurra son la pobreza, la
violencia de género y el bajo nivel educativo. Lamentablemente, a consecuencia
de ser madre adolescente, estos factores se perpetuarán aun más, entrando en
una situación de la que muy difícilmente saldrán estas mujeres. Ni que decir
tiene que sus hijas serán víctimas de las mismas condiciones y probablemente
hagan abuelas a sus mamás cuando éstas no tengan más de 30 años. (Aquí “caben”
3 generaciones donde en España “caben” dos…). Os dejo una noticia un tanto
escalofriante sobre el tema (http://www.elcomercio.com/tendencias/ninas-parto-ecuador-hospitales-embarazoadolescente.html)
Obviamente
desde el Gobierno se está tratando de mejorar esta situación, o más bien –según
mi opinión- se estaba. Se diseñó un plan llamado ENIPLA (Estrategia Nacional
Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes)
cuyo objetivo era garantizar el acceso a la información, educación, consejería
y servicios de salud para fortalecer la toma de decisiones libres e informadas
sobre sexualidad y reproducción, así como el ejercicio pleno de los derechos
sexuales y reproductivos. La aplicación del plan se llevaba a cabo desde varios
ministerios (incluyendo el de Salud Pública y el de Educación).
Yo
participé en la aplicación del mismo el año pasado. Diariamente entregaba
métodos anticonceptivos a mujeres que planificaban y un par de veces entregué
anticoncepción de emergencia, casualmente los dos casos fueron violaciones y
una de ellas intrafamiliar. Realizaba educación en una escuela sobre
sexualidad, violencia, autoestima, derecho a la salud, algo que me parecía
especialmente importante pues había escuchado decenas de veces eso de que aquí
“los machos no se ponen un plástico”.
El porqué
este plan se fue al garete, que se lo pregunten al Presidente, el caso es que
ahora ha pasado a llamarse “Plan Familia
Ecuador” ya que consideran que antes de pedir ayuda en un centro de salud, la
escuela o cualquier otra institución, “estas cosas” debe resolverse en la
familia.
Esto sería
lógico y positivo si no fuera porque gran parte de esos embarazos en
adolescentes se dan por violencia de género y probablemente un número
importante ocurren dentro de la propia familia. No es casualidad que en el
formulario de evaluación de adolescentes del Ministerio sea obligatorio
preguntar si comparten cama y con quien, para valorar posibilidad de abusos
sexuales.
Por otro
lado, proponen como método anticonceptivo la abstinencia –otra de las perlas
del nuevo plan-, además de ridículo parece muy poco realista viendo las
condiciones en que se producen esas relaciones sexuales y embarazos.
Si además
tenemos en cuenta que en esta sociedad, como en tantas otras, impera una moral
católica bastante carca y que la ley del
aborto es bastante retrógrada, entenderemos porqué se practican tantos abortos
clandestinos. Las consecuencias de los mismos, os las podéis imaginar, todo
tipo de complicaciones, o incluso fallecimientos por realizarse en condiciones
inadecuadas.
Actualmente
el aborto sólo está despenalizado en caso de violación a mujeres con
discapacidad mental o si el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer.
Recientemente la ONU ha pedido que se despenalice en todos los casos de
violación, incesto y malformaciones fetales.
Una muestra
de la complejidad de las familias, y que me hace dudar sobre si la familia es
el lugar más idóneo para que las mujeres puedan satisfacer y garantizar sus
derechos sexuales y reproductivos, es una situación que vimos recientemente en
la consulta. Este es un caso concreto y particularmente duro, pero os aseguro
que son muchos los casos que me remueven por dentro cada semana. Podría parecer
una telenovela, pero os aseguro que estoy viviendo situaciones que superan la
ficción con creces.
Así que yo
aprovecho este día tan festivo para desear que sean madres las mujeres que
quieran, y cuando quieran. Que las mujeres y especialmente las niñas dejen de
sufrir violencia de cualquier tipo, y que sus cuerpos no paguen las injusticias
de la sociedad patriarcal.