Loja tiene alguna similitud con el pueblo granadino del
mismo nombre donde nació mi padre. Quizá se deba a sus casitas bajas, a sus
ríos no muy limpios como el propio Genil o a su religiosidad, aunque en el caso
ecuatoriano es exagerada. La virgen del Cisne (patrona de la Loja de acá), es
una especie de Virgen del Rocio, con peregrinación incluida, de hecho el DVD de
los mejores momentos de la de este año era vendido por todos los rincones. Y algo
más terrenal aunque también de gran interés social es que ahora mismo el Liga
Universitaria de Loja es el único equipo ecuatoriano vivo en el torneo
sudamericano (conocido anteriormente como Copa Libertadores).
Loja y Bolivar |
En Loja hemos descubierto algún parque de interés, también que
es la capital musical del país, pero en sí no es una población muy especial,
eso sí se enmarca en un valle rodeado de montañas bellísimas y del espléndido
Parque Nacional Podocarpus. Además un poco más allá, en el siguiente valle,
aparece el valle de la longevidad, apenas a unos 80km ya del Perú. Los buses
que por él serpentean, llevan en sus laterales el nombre de la compañía y el
rostro de un paisano de más de 100 años. A este reclamo han acudido algunos
extranjeros jubilados que se han ubicado por aquí para ver si sus pensiones se
pueden estirar un poco más de tiempo.
Lucía y el Podocarpus
Y por estas tierras hemos pasado unos cuatro días; haciendo una excursión maravillosamente dura por el Podocarpus, por el que transitas en cuatro horas desde el bosque nublado (vegetación selvática a 2500 m sobre el nivel del mar) al páramo helado casi sin restos de vegetación, todo ello sin saber que los excrementos que seguíamos eran del puma. Y también pasando un par de días en Vilcabamba, pueblo longevo por antonomasia, a merced de la hamaca, la buena comida, la Pilsener y un enorme ventanal hacia las estrellas.
Apostando por la longevidad |
Apostando por la longevidad II |
Y este marco sureño, a pesar de ser sugerente, no lo ha sido
suficientemente ya que presenta un importante hándicap, su ubicación con
respecto a los núcleos urbanos importantes del país, ya que se encuentra a más
de 10 horas de Quito y a no mucho menos de Guayaquil. Y aún teniendo en cuenta
lo evocador del viaje, llega un momento que los inmensos Andes desde el bus
llegan a ser digamos que “molestos”.
Por tanto esa pelea entre norte y sur, vuelve a decantarse
(como tantas veces) por el norte. Edu, la granja tanto de animales como de
libros habrá que desplazarla a una latitud más norteña, Ibarra.
David
al menos parece q el agua es menos fría q en Topes de Collantes!!!!
ResponderEliminarOk, David, la biblioteca dónde tú decidas y la granja ya veremos, porque he perdido el rastro de Aníbal, el vigilante ecuatoriano que os presenté. Por cierto, cómo te recuperaste de tu ¿diarrea? en Salakasaka.
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