He tomado prestado el título del diario Granma y de las reflexiones que en él realiza el Comandante Fidel, sin ánimo en ningún caso de imitarle sino más bien como homenaje.
Lugar de reflexión.... |
Desde el momento en que pones el pie en un país diferente al
tuyo, no paras de hacer comparaciones, de intentar ver las semejanzas, de
preguntarte los porqués, de analizar el nuevo entorno y reflexionar acerca del
mismo, todo con el objetivo fundamental de aprender y sobretodo de crecer. Estos
análisis se van modificando con el tiempo ya que el conocimiento de la nueva
sociedad cada vez va siendo mayor. Las ideas que expresas están condicionadas
por lo vivido hasta dicho momento y a las circunstancias que te han rodeado. Pero
como no vamos a esperar unos cuantos años para realizar una tesis, simplemente
escribamos sobre algunas sensaciones.
Con anterioridad a nuestra llegada, el Ecuador aparecía en
mi imaginario de manera muy positiva, todo
lo contrario que la “marca España” la cual se deterioraba por momentos. En
realidad nunca tuve demasiado aprecio por esas seis letras (ESPAÑA), quizá
porque nos fueron arrebatadas durante toda nuestra historia. Pero a día de hoy,
fecha que coincide con la marcha atrás del gobierno títere de la Comunidad de
Madrid en materia sanitaria, ambos sentimientos se continúan agudizando. El
sólo hecho de pensar en tales letras me produce malestar y aún más cuando las
compartimos entre algunxs de los que de allí fuimos expulsadxs. A su vez el
Ecuador se agranda un poco más.
El país andino nos acogió desde un principio con mucho
cariño y con mucha satisfacción por saber que unos profesionales vinieran a
trabajar aquí, aunque esto no quiere decir que todo haya sido sencillo ya que
aún compartiendo el mismo idioma, muchas veces no fue fácil el entendimiento y sobretodo
comprender la idiosincrasia propia del país, algo que no es tarea de un día
para otro.
Te das cuenta de lo
que significa en algunos aspectos emigrar; tener la necesidad de encontrar
alguien que entienda tus códigos, que entienda tu manera de pensar (y no me
refiero ideológicamente). Encuentras lógico y necesario ese lugar común del emigrante,
aquello que en nuestro país se llamó “es que no quieren integrarse”, y es que la
palabra extranjero es muy pesada y alargada, a pesar de que en nuestro caso lo
somos de manera privilegiada.
Hemos venido a un país que por mucho tiempo fue borrado del
globo, que apenas pensábamos era una línea imaginaria, y que sólo empezó a ser
conocido por nosotrxs gracias a esa emigración masiva que iniciaran a partir de
la crisis de la década pasada. Las malas prácticas bancarias, las recetas del
FMI y las actuaciones de gobiernos títeres y rendidos a intereses de minorías
poderosas, les impulsaron a eso (nos suena). Y este país que ahora nos recibió
con los brazos abiertos, intenta salir
de esa “larga noche neoliberal” como dice el presidente, y con ello nos está
enseñando mucho. Lo primero que nos muestra es, como se pueden mejorar las
condiciones de una población que vivía en unos niveles muy lejanos de los
estándares de bienestar europeos, tanto en materia laboral, como educativa,
sanitaria y social en general y una
segunda es, cómo en la vieja Europa se pueden estar perdiendo tantos derechos
adquiridos tras muchos años de luchas obreras, y que al llegar aquí te das
cuenta del avance que ellas representaron.
Estamos en un país en pleno cambio de valores, en
crecimiento, con ganas de reivindicarse, con sus errores también, pero en
construcción, en avance, con confianza
en su juventud y en su formación. Ubicado en un lugar privilegiado del planeta,
diverso en culturas y ecosistemas.
Y mientras termino de escribir estas palabras, miro por la
ventana y veo entre nubes el magnífico cráter del Imbabura y la eterna
primavera que nos azota, en el mismo instante que la web me muestra los 4ºC de
Madrid y su cielo gris plomizo.
...y serenidad infinita. |