El pasado viernes llegaron nuestras primeras visitas desde
el otro lado del charco, los padres de Lucía aparecían en el nuevo aeropuerto Mariscal
Sucre y decidíamos pasar el fin de semana en Quito. Esto nos permitió descubrir
un nuevo rincón, que en realidad no es tal, ya que el lugar es uno de los más
visitados por turistas nacionales y extranjeros, pero que nosotrxs aún no
habíamos tenido la oportunidad de conocer. El lugar es La capilla del hombre, nombre que se debe (como decía su autor), a
la necesidad de rendir culto al ser humano, a los pueblos y a su identidad, que
ya está bien de esas otras que siempre se dedicaron a rendir culto a cosas tan
etéreas.
La capilla del hombre es un museo de arte, construido por
iniciativa del propio pintor ecuatoriano
Oswaldo Guayasamín y situado frente a su casa y
taller, que también se visita. La ubicación es absolutamente privilegiada, alcanza
la mayor altura de Quito en ese área y queda flanqueada por el parque Metropolitano. La visión del volcán
Pichincha justo enfrente y de gran parte de la capital a sus pies, completan un
paisaje más que sugerente para la inspiración y el arte.
Este arte, que no es sólo en la pintura, sino también en la
poesía y la escultura, es un homenaje al
hombre latinoamericano desde su mundo ancestral precolombino, hasta el
mestizaje contemporáneo. Las raíces indígenas de Guayasamín lo impregnan todo, y
su compromiso social y político destaca a lo largo de toda su obra. Tiene tres
etapas diferenciadas pero con un nexo común su lucidez, su pasión y ese
compromiso constante con los pueblos oprimidos, la primera es “La lucha del
indio”, la segunda “La edad de la ternura” y finalmente “La edad de la ira”.
Uno siente intensa emoción mientras observa los rostros
indígenas, los rostros de la barbarie colonizadora, los de los posteriores regímenes
dictatoriales, los de la sinrazón humana, los rostros de l’América y su
mestizaje. Simplemente te estremeces.
Fue un encuentro inesperado y sobre todo maravilloso, como
lo fue en muchas ocasiones el que disfrutaron en vida sus amigos Gabriel García
Márquez, Fidel Castro, Pablo Neruda, Rigoberta Menchú, Mercedes Sosa o Paco de
Lucía entre otros.
Lo mejor es que vosotrxs también disfrutéis de ese
encuentro:
test
ResponderEliminarHola guapos!! Pues sí es un poco difícil comentar en el blog, pero ¡lo conseguí! Os voy leyendo, muak!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Elena, querida astronauta!!!
ResponderEliminarSe agradece el esfuerzo!! Te contrataremos para dar unas clasecitas al resto de nuestros seres queridos, que están muy calladitos por aquí y se agradece tener respuestas de vez en cuando!! Besotes guapa!
Por aquí te esperamos!