Empezamos con la primera visita transatlántica:
Me conceden el honor de escribir en este blog (su blog) y
hay tanto que contar que no sé por dónde empezar:
Todo lo que vivo, veo, siento… está tamizado por la
emoción de estar con LUCÍA y DAVID, y…se está tan bien!
Este país es inmenso en diversidad: selva, volcanes,
lagunas, Andes, indígenas, mestizxs, afros…, en colores: los de las miles de
flores que no conocía, los de los vestidos de las mujeres indígenas de La
Esperanza, siempre conjuntadas, y en la elegancia de las mujeres de Otavalo con
su falda larga y su sombrero…
Hoy subí a buscar a Lucía al trabajo; llegué pronto y me
senté fuera a esperar: una mujer indígena que salía del centro me preguntó si
yo estaba esperando a que me atendieran; en eso salió Lucía y le dijo que yo
era su mamá y Lucía volvió a entrar. La mujer comenzó a darme las gracias
porque Lucía le había atendido cuando lxs demás no querían porque era tarde, y me
agradecía y agradecía…y, a mí, se me caía la baba…
Después cuando bajábamos en el bus pasó algo muy intenso,
pero, eso, si quiere, que lo cuente Lucía.
Todo lo que he conocido de Ecuador me encanta: la música
del camión de la basura; los cambios que se están produciendo en este país;
cómo los cables de la luz parecen pentagramas en los que las notas son pequeñas
plantas que hasta allí llegaron o, cuando llueve se quedan las gotas como
perlas colgadas; los colibríes libando en flores alucinantes, bañarme en las
termas...
Me gustaron las chicas y chicos del insti de David que, cuando llegamos tenían unas
jornadas de puertas abiertas y nos contaron leyendas, nos explicaron la
anticoncepción, nos analizaron el grupo sanguíneo, nos hablaron de síndromes
raros y de diferentes inteligencias, de la importancia del agua…con una
organización entre ellas y ellos maravillosa, y sin que hubiera profes cerca!
¡¡¡Me gusta Ibarra!!!
¡¡¡Me gusta Ecuador!!!
Gracias Lucía y David por haber hecho estos días tan
llenos, bonitos y emotivos.
¡Qué pena irse!
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