El pasado 23-F se celebraron en el Ecuador elecciones a las prefecturas
y alcaldías (es decir se elegían los parlamentos autonómicos y los cargos
municipales). Era la décima elección que se producía desde la irrupción en la
política de Correa y de su Alianza-Pais en el país andino (las nueve anteriores
terminaron con victorias). Y en esta ocasión ciertos medios de comunicación
intentaron mostrar y dieron a entender que a la décima fue la vencida y que por
fin el oficialismo había perdido, aunque la realidad no es tan evidente.
Intentaré hacer un análisis aunque no demasiado profundo de
los resultados acaecidos, ya que si se nos hace difícil explicar muchas cosas
de las que ocurren en el día a día de la sociedad ecuatoriana, imaginar como es
el intentar analizar una contienda electoral.
Antes de eso comentar que las tres semanas de campaña
previas al día 23, se convirtieron en un ir y venir de caravanas de gentes,
carros y otros vehículos que ondeaban banderas
y emitían ruidos y en una invasión de fachadas y tiendas con banderas, pintadas
y carteles, sin que apenas asistiéramos a debate ideológico alguno, sobretodo
acá en nuestra ciudad. Al menos si pudimos disfrutar de la presentación de la
candidatura de AP (Alianza País), con su máximo dirigente (Rafael Correa) a la
cabeza y la presidenta de la asamblea (Gabriela Rivadeneira), amén del colorido
final de campaña de la 35 y de un encuentro parroquial con las ex – autoridades
de Ibarra, ya que os adelanto que aquí perdieron los que copaban la alcaldía a
favor de una nueva formación que es aliada del gobierno a nivel nacional pero
que
aquí se presentaban de manera separada.
La ola verde espera al presidente |
La 35 camina Ibarra |
Los resultados obtenidos muestran una estabilidad con
respecto a los últimos cinco años en cuanto a la distribución del número de
prefecturas y alcaldías alcanzadas por unos y otros.
En las prefecturas se observa que de las veintitrés, diez
las consigue AP (una más que en las últimas elecciones), una es conseguida por uno
de sus socios de gobierno (AVANZA) y otras cinco por partidos de izquierda. De
las siete restantes, cinco las consigue la derecha y las últimas dos partidos a
nivel regional.
En cuanto a las alcaldías ocurre parecido, es decir en la
distribución de las mismas hay pocos cambios. Un 30% de estas corresponden a AP
que junto con sus socios de gobiernos llegan a controlar el 53%. Si pensamos en
izquierda y derecha, el 65% pertenecen a formaciones de perfil progresista, un 25% a partidos conservadores
y un 10% a formaciones de carácter regional.
Y aunque estos son los datos y ellos confirman el primer
lugar del oficialismo en estas elecciones, no es menos cierto que las alcaldías
de las capitales de provincia casi todas cayeron en manos de la oposición
(aunque ese mismo electorado voto al oficialismo en las elecciones
provinciales) y que sobretodo la perdida de la capital a manos de la nueva
derecha (o centro progresismo como así se hacen llamar ellos) es un toque de
atención.
La derecha viene rápido |
Capítulo aparte merece el resultado alcanzado en la alcaldía
capitalina, ya que a una semana de iniciarse la campaña, la derecha aún se
peleaba por quién sería su candidato de entre los tres pretendientes y las encuestas reflejaban una situación de 20
puntos porcentuales por debajo del que era actual alcalde. El hecho es que
finalmente la tortilla se viró y la oposición acabo ganando por esa misma
enorme ventaja con un simple mensaje de campaña (menos impuestos, menos multas),
a pesar que el Presidente tomó partido en la propia elección de manera
contundente.
Las reflexiones
acerca del resultado en Quito y de la pérdida de alcaldías importantes no se hicieron
esperar ya que muchxs lo tomaron como un pulso al gobierno. Desde la derecha y
sectores profesionales (profesorxs, medicxs…) el resultado era claramente un
castigo a la forma de gobernar de Correa, impositora y déspota, desde la
izquierda la crítica era a la escasez democrática existente a la hora de elegir
a los candidatxs del oficialismo y a su escaso espíritu revolucionario por
decirlo suavemente.
Las conclusiones no son sencillas y siempre se debe partir
de que unas elecciones municipales no son lo mismo que las presidenciales, lo
que si es cierto es que los partidos existentes hasta la llegada del correismo
o de la Revolución Ciudadana, han desaparecido prácticamente del mapa (esos que
en sus palabras “nos llevaron a la larga noche neoliberal”), aunque es cierto
que nuevas organizaciones del centro progresismo asoman la cabeza e intentarán
dar que hablar de cara a las elecciones presidenciales del 2017 y fundamentalmente
desde Quito. También es cierto que hace un año en las elecciones en las que
Correa obtuvo un 57% del apoyo, toda la derecha junta no llegaba al 35% y el
actual alcalde elegido en Quito no llegó ni al 4%. Debemos entender que ambos
tipos de elecciones, como ya decía antes, no son comparables y que encuestas reciente colocaban el apoyo al
Presidente por encima del 80%. No obstante deseemos que este toque de atención consiga que la
Revolución Ciudadana se siga consolidando y que gire más hacia la izquierda
como gran parte de la sociedad ecuatoriana demanda.
(AP = Alianza PAIS “Patria Altiva i Soberana, es la lista
35).
(Partidos que apoyan actualmente al gobierno son : AVANZA y
Partido Socialista-Frente Amplio).
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