Vamos con un poco de retraso, tenemos unas cuantas cosas
pendientes de contaros, y una de ellas fue la visita linda, pero fugaz, de
Rober, nuestro cocinero de prisiones favorito.
Le ofrecimos escribir, pero como es un tipo bastante
ocupado (curro, amor, militancia, radio Ágora sol…) nos vamos adelantando.
Antes de llegar a Ibarra estuvo recorriendo el Perú, y
parte de Ecuador. Es un tipo bien inquieto, así que creo que lo aprovechó todo
bastante, aunque quedaron algunas cosas pendientes para el próximo año.
El día de su llegada estaba aun recuperándose de los
estragos de la intensidad de su viaje, así que esa noche, la hicimos
tranquilita, cenita en casa y después un paseín por nuestras plazas favoritas.
El sábado quisimos mostrarle los alrededores de nuestra
ciudad, y subimos hasta “mi zona” La Esperanza, desde donde caminamos entre los
volcanes Cubilche e Imbabura, para llegar al lago de San Pablo. Acabamos
tomando un juguito de naranja en Otavalo, con una señora fan de Correa y
bastante simpaticona. Después estuvimos un rato en la Plaza Simón Bolivar
viendo el ambiente de lxs indigenxs modernitxs.
Esa noche nos preparó un delicioso plato de Quinua y verduritas, que también disfrutaron Ruth y Sebastião. A partir de ahí bromeaba diciendo que lo estábamos explotando. En cualquier caso, yo creo que cocinar para 5 no debe ser tan intenso como hacerlo para 1500 reclusos.
Para que no se quejase ni en broma, el domingo decidimos
mimar un poco su estómago, y ya de paso no abandonar nuestro plan dominguero. Subimos
caminando hasta el Arcángel, para tener una panorámica de la ciudad, y de ahí bajamos
hasta Yahuarcocha, donde nos comimos una rica tilapia. ¿Eso te gustó, no?
De postre el famoso helado de paila, en sus múltiples
combinaciones, ensalada de frutas, banana split, tulipán...
Después un paseíto por el nuevo parque, el Céntrica
Boulevard (según el presi, con un nombre bastante “pelucón” = pijo), rodeadxs
de esculturas de colibríes y con el Imbabura detrás, aunque el muy traicionero
no se dejó ver, estuvo todo el día cubierto de nubes.
Esa noche, por eso de que trabajase un poco el muchacho,
nos hizo una tortillita de patatas con brócoli y pimiento (¡se me enamora el
alma, se me enamora!). Una buena despedida, porque ese mismo lunes, nuestro
visitante partía rumbo a Quito.
Tenerlo por aquí ha sido un placer, y sobre todo una
sorpresa, porque he de deciros que además de sus dotes de cocinero, de las que
no dudábamos, hemos descubierto su faceta de encantador de animales, pues ha conseguido
lo que nadie ha podido hasta ahora, tocar a Pelusa (el “adorable” chucho de
nuestra vecina) el primer día, sin que le mordiera…
El encantador de animales |
El encantador de estómagos |
¡Nos vemos!
Lucia, David, de todo corazón, muchas gracias por haberme recibido con tanta hospitalidad, enseñado todos esos lugares tan epeciales, haberme presentado y conocido a vuestros amigxs e invitarme siempre a todos los viajes en autobús y otras cosas, jejeje.
ResponderEliminarFueron unos días muy especiales para mi, una pena q el último día no pudimos celebrar la victoria de la izquierda en la municipales pero bueno me quedo con todo lo citado anteriormente.
Besos y abrazos para los dos desde Madrid, aquí ya esta llegando la primaveraaa! yuhuuu!
Anda salao!! Que para nosotrxs tambien fue un placer!
ResponderEliminarGracias a ti por tus exquisiteces!
¡¡Vuelve cuando quieras!!