No voy a negar que vi la final de la Champions, además
en el bar de un vallecano y lleno de hispano-ecuatorianos que habían vivido por
años en España. Fue una pena que el vecino rico terminara ganando y de esa manera
(joder y yo que estaba buscando ya el teléfono de Josito), pero la resaca no es
por el fútbol, la resaca es por la satisfacción de siete horas de viaje bien
invertidas, para depositar un voto que creo que aún no llegó a su destino y ya
marcan 100% del escrutinio en la provincia de Madrid. No dejo de imaginarme cómo hubiera sido la debacle si
en realidad contabilizaran el mío.
En la lejanía todo se ve y se disfruta de diferente
manera, pero hoy nos acostamos contentos pensando cuánto ha valido la pena ese
maravilloso 15-M, esas mareas de colores, todo ese trabajo y esfuerzo de los
últimos años que con gran satisfacción vemos empieza a dar sus pequeños frutos.
Al final hasta cogeremos cariño a nuestro país y habrá que volver rápido para
llegar a la “revolución”.
Esta tarde hemos dejado nuestra rica tilapia en
Yahuarcocha, para ver por internet los resultados electorales y la alegría ha
sido inmensa, cuánto nos hubiera gustado estar allí en esos momentos, tomando
esa plaza Reina Sofía.
A veces veo algunas similitudes entre la situación que
está pasando España y el proceso que se inicio aquí en el 2006. Veamos si
podemos.
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