martes, 7 de julio de 2015

Ecuador XCIII. Vivir en Ecuador



¿Cómo es Vivir en Ecuador?, pues depende a quién le hagamos esta pregunta. Eso sí, gran parte de la población no se lo plantea, simplemente vive.

Vivir en Ecuador pueden ser las manos callosas de los indígenas andinos que pasan sus días en el duro trabajo agrícola y sus noches en la fría cordillera, pueden ser los rasgos orientales de un indígena amazónico al que arrancaron de su entorno los invasivos misioneros o las invasivas petroleras en busca de mano de obra barata, puede ser la piel blanca y arrugada de un gringo jubilado que decide pasar sus últimos años en tierras primaverales, puede ser la piel negra de un afroecuatoriano que lucha por ser uno más en un país en el que vive por generaciones, puede ser la piel cuidada y perfumada de un aniñado del norte de Quito o de una isla exclusiva de Guayaquil, pueden ser el rostro y el cuerpo cubierto de los pescadores artesanales de las costas pacíficas que se protegen así del sol, puede ser el desconocimiento que tenemos sobre los pueblos en aislamiento voluntario (Tagaeri, Taromenane) en el interior de la selva, y puede ser la mirada de jóvenes españoles que tras ser expulsados de su país disfrutan y aprenden de una vida diferente. Quizá me quede con esta última visión de lo que significa vivir en Ecuador por resultarme la más cercana y sencilla de explicar.
 
...Latinoamericano
Orgullo...

Vivir en Ecuador es fundamentalmente una vuelta a la importancia de la naturaleza, a la cercanía con la tierra, a la sencillez, a la necesidad de las lluvias para el cultivo, a la temporalidad de frutas y alimentos, a las mareas y temperaturas oceánicas que nos proporcionan unos peces u otros, a una vida entorno al sol, a despertar con el amanecer y a descansar con el atardecer, a reconocer la pachamama como el centro y a aprender de su furia en forma de deslaves, sismos o erupciones.

Vivir en Ecuador es complejo, es mancharte los pies de lodo negro para construir futuro en forma de casa de adobe, es también mancharte las manos de petróleo negro que destruye futuro, es luchar día a día para salir adelante, es improvisar para avanzar, es enfrentar los problemas sin estridencias, es lidiar con el “quemeimportismo” imperante.

Vivir en Ecuador, es tener la naturaleza al alcance de tu mano, es disfrutar del vuelo raso de un pelícano, del sonido de la lluvia en los techos de cinc o palma, de las nubes que esconden los glaciares a capricho, de la bruma que desprende un rio amazónico al anochecer, de un sabroso encocado de pescado a la orilla del pacifico y de una raída hamaca donde hacer su digestión.











Vivir en Ecuador, es vivir en un país al que robaron el pasado, en un país con baja autoestima, en un país restringido para las mayorías y en el que se sometió al indígena, al negro y al mestizo, en un país secuestrado por y para unas élites, pero que últimamente intenta despertar. 

Vivir en Ecuador en la actualidad es observar como las oligarquías no permiten avanzar, como poseen el control de los medios de producción y comunicación, es soportar el peso abrumador de la iglesia y es ver como los movimientos sociales fueron asimilados por el gobierno. Aún así, vivir en Ecuador es vivir en un país joven y en cambio continuo hacia un mejor vivir.

Pero vivir en Ecuador para mí es sobretodo aprender, aprender tantas cosas que a mi eurocentrismo u occidentalismo les cuesta mucho entender y cumplir un viejo anhelo de vivir el latinoamericanismo de cerca.

Eso sí vivir en Ecuador, a veces no te permite disfrutar de los primeros momentos de Pablo, de Amaya, de Martín o de Syntagma, tan lejos pero tan cerca.     

En definitiva, Vivir en Ecuador, es vivir en una mitad del mundo que comienza a mirar al sur.
Convivencia
Con el sur a la izquierda


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