Bueno, pues una vez más estoy sin trabajo, y casualmente,
como los últimos años y como si aun estuviera estudiando, mis responsabilidades
acaban en Junio. Parece que ese mes implica cambios año tras año, pero esa
historia ya os la contaré otro día.
Ahora quería hacer un pequeño resumen de lo que han sido
estos meses dedicada a la docencia, de cómo ese miedo escénico por la falta de
experiencia y mi edad (la mayoría de mis alumnxs tenía una edad similar a la
mía, pero otrxs eran mayores, y prácticamente todxs, con hijxs!) se fue
relajando para permitirme disfrutar de una experiencia muy bonita.
Aunque desde la Universidad nunca me dijeron muy bien qué
debía hacer, simplemente que mi trabajo era tutorizar y el objetivo conseguir
que leyeran más, me dediqué al inicio a acompañarles en la consulta. Después
comentábamos los casos y… hasta les ponía deberes!! (Me puse de profe dura y todo...)
Obviamente me ha tocado estudiar bastante, pero ha servido
para compensar un poco la desactualización que arrastré trabajando para el
Ministerio, así que fue sarna con gusto!
En fin, que más allá de que resultase bien o no, para mí la
experiencia fue muy enriquecedora, he aprendido mucho de medicina, de mi misma
y de las relaciones en este país, así que ha sido un privilegio de trabajo.
Además he tenido la suerte de tener residentes muy majxs, y que me han hecho el
trabajo muy fácil. Hasta diría que han tenido mucha paciencia conmigo!! Y por supuesto, creo que ha surgido alguna bonita amistad.
¡Sorpresa de cumpleaños! |
Día de playa |
Esta experiencia además me ha hecho recordar bastante mis
tiempos de residente/resistente, incluso comparar…y ver que cada sistema tiene
sus cosas buenas y las malas. La diferencia principal yo diría que es la “edad”,
es decir, que aquí la especialidad es joven, reciente, nuevita y eso permite que
todo se vaya creando un poco sobre la marcha. En este caso a demás me ha tocado
trabajar con la primera promoción, así que la cantidad de cambios en los
funcionamientos son constantes. Esto tiene también el inconveniente de que las
cosas, hasta que terminan de arrancar, funcionan a medias. En España en cambio,
todo estaba mucho más establecido, más rodado y hacía que las cosas funcionasen
con un estilo que aquí parecería alemán de pura exactitud. Sin embargo había
menos posibilidad de reinventarse.
Otra de las diferencias ha sido que aquí la carga teórica es
mucho mayor debido a que, como ya os hemos contado alguna vez, el sistema
educativo está en vías de mejorar. Esto hace que dependiendo de la universidad
de origen el nivel fuese bueno, aceptable o incluso malo (ya sé que esto
también ocurre en Europa, pero aquí el abanico es más amplio, y los mínimos
están más bajos). Pero como yo les decía, lo importante no es de donde se
parte, sino a donde llegamos al final y en la mayoría se sentía el espíritu de
mejora constante.
¡Ojú! |
Y si hay algo que saben hacer bien aquí, es organizar fiestas (como la que le han montado al Papa), y por suerte, en este corto período he asistido a una "jornada de integración" que fue bastante divertida y realmente sirvió para conocernos más e integrar. Sólo os diré que acabé cediendo a concursar en karaoke, con el consiguiente ridículo, y bailando con un cow boy durante la famosa "hora loca" con baile de la Macarena incluido.
¡Toda una experiencia!
¿exportable?
En cualquier caso ha sido muy interesante poder participar
en este proyecto, en la formación de lxs médicxs de familia del futuro, en la
generación que espero cambie la forma de hacer medicina en el Ecuador, y por lo
que he vivido, creo que el futuro es esperanzador (sobre todo si la Universidad
comienza a tomarse el juego más en serio y no sólo a recibir la plata que el
Ministerio paga por cada postgradista…)
Pero si tengo que destacar algo de estos meses de trabajo,
sería sin duda a mi gran compañero de hazañas, Washington (Wachito para lxs
amigxs, o sea, para mí). Con él he recorrido las carreteras de Manabí durante
horas, y como al tipo le gusta bastante hablar y ha vivido y sabe bastante, ha
sido como un curso acelerado de Ecuatorianidad Costeña. Un privilegio. El “man”
además de ser hiper-responsable (lamentablemente algo raro aquí) y bastante
prudente conduciendo, ha sido mi fiel escudero, mi Sancho y con quien me
desahogaba cada vez que había algún rato malo o compartía los buenos. El cómo
terminó siendo “mi chofer” fue gracias a “Diosito lindo” o a una maravillosa casualidad
o un regalito de la vida como prefiero decir yo. El caso es que terminamos
siendo “panas” (=amigxs) y probablemente salga alguna lagrimita en la
despedida.
Con Wachito y su familia |
Y con todas estas cosas lindas, ¿por qué lo dejo?
Pues por varias causas a la vez, pero quizás principalmente por
inquietud, o algo así. Resulta que a pesar de comprometerse la Universidad a
pagarme mensualmente, finalmente y después de sentirme maltratada -laboralmente
hablando-, me pagaron al acabar el semestre y todo de golpe, así que, con esa
platita en la cuenta, empieza a funcionar la maquinaria y se nos ocurrió una
bonita manera de gastarlo, pero eso ya es otra historia, y a su tiempo llegará.
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