A finales del
mes de febrero se produjeron elecciones seccionales en el Ecuador, como ya os contamos.
Estas han traído algunos cambios en el ejecutivo y sobretodo han devuelto a la
palestra el debate del cambio constitucional para la reelección indefinida. Lo
que no sabíamos eran las repercusiones directas que las mismas tendrían en
nosotrxs. La cuestión es que en mi colegio había un profesor, casualmente de
matemáticas de bachillerato, que se encontraba en comisión de servicio desde
hace cinco años trabajando como asesor del prefecto de nuestra provincia. El
hecho de la pérdida de Alianza-PAIS en esta zona ha provocado su vuelta
repentina al centro y por tanto mis vacaciones anticipadas.
Por un lado
estas vacaciones vienen muy bien para poder viajar con nuestras visitas
actuales y además para volver a mi rica rutina diaria de disfrutar de las
pequeñas cosas, pero por otro lado si me ha dado algo de pena dejar a lxs
chicxs con los que llevaba mes y medio peleando e intentando cambiando algunas
formas de trabajar.
Verdaderamente
no hubo tiempo para despedidas ya que la destitución fue de un día para otro,
pero si pude hablar con el curso del que era dirigente y me mostraron mucho cariño
para el poco tiempo en el que habíamos estado juntos, claro que nos habíamos
ido hasta de gira de observación. “Pero licen que podemos hacer, recogemos
firmas, hacemos una huelga, pero licen no se vaya…” y esto mientras a una chica
indígena se le caían algunas lágrimas, algo bastante emotivo por su aparente
impasibilidad y lo reservadas que suelen ser. Después nos hemos visto algún día
en el colegio y en otras ocasiones por la calle y me han seguido mostrando un
cariño que hace reconciliarte (aunque yo ya lo estaba) con esta profesión tan maravillosa.
También el otro día un alumno me decía algo muy bonito, “sabe licen cuál es la
diferencia que hemos visto entre usted y otrxs licenciadxs, es que usted si se
preocupaba porque aprendiéramos”.
Después de
que esto ocurriera, tuve una oferta en otro colegio (en este caso particular)
en el que trabaja un compañero y que habiéndose enterado de lo contentos que
estaban los alumnxs conmigo, me ofrecían una plaza de matemáticas. También el
rector había hablado con la zonal de educación para que intentaran reubicarme,
el caso es que no hice caso a ninguna de las dos ofertas, ahora tenemos algunos
días para viajar e incorporarme a un sitio nuevo con apenas dos meses y medio
de clase por delante y teniendo en cuenta como se trabaja aquí no me parecía
muy tentador.
En estas dos
semanas que llevo en el paro (es decir de que no tengo un trabajo legalmente remunerado)
he estado dando algunas clases particulares, primero a un chico del barrio para
nivelarlo ante el inminente inicio de sus clases universitarias y después una
experiencia muy bonita que ha sido dar clases a dos, en algún momento tres
hermanxs indígenas para prepararles a las pruebas de entrada a la universidad.
El pago ha sido en choclos, habas, moras y huevos, pero el mayor regalo ha sido
subirme a su comunidad, por encima de 2600 metros, incluso un poco por encima
del centro de salud de Lucía y disfrutar de sus almuerzos (basados en lo que la
tierra da en esos lares), de sus silencios, de sus inquietudes, de su
amabilidad y de las maravillosas vistas de una Ibarra al fondo. Incluso el
último día mataron uno de sus pollos camperos y uno de sus cuyes para almorzar
y luego cenar cuando Lucía, Sebastiao, Ruth y Unai subían a buscarme.
de la mata a la olla |
Ahora
también estoy gestionando el seguir dando clases particulares con algunxs
chicxs de mi tutoría, algo eso si sería bonito, porque sería intentar aprender
y disfrutar un poco de las matemáticas fuera de algunas obligaciones del día a
día del colegio.
Ya os seguiré
contando porque el mundo de la educación es apasionante y más aún en este país.
Siento mucho q te hayan despedido David y siento q dejes a tus chabalxs así de esta manera, pero bueno por lo q cuentas, se abre un nuevo episodio q tb puede ser enriquecedor. Buena suerte! Besos y abrazos para Lucía, Ruth, Sebastiao, Unai y para ti!
ResponderEliminarNosotros hemos sodo testigos de cómo, al ir paseando por las calles de Ibarra, los alumnos se paran al ver al licen y con una sonrisa tierna y cariñosa le preguntan que cómo es eso de que ya no vuelve, que por qué dejó el colegio. Mientras se les empieza a desdibujar la sonrisa mostrando un puntito de melancolía.
ResponderEliminar¡Y todo por preocuparte un poco por ellos!
Sí es que vales mucho matemático puro.