El mundo de los estudios superiores, tanto en
centros universitarios como en institutos tecnológicos en este país está muy
marcado por una especie de titulitis.
Si eres doctor, la alfombra roja está echada delante
de la puerta. Un pHD como les gusta decir aquí, es una especie de víctima a la
que hincar el diente, pues el prestigio de los centros educativos depende de tenerlos.
Las Universidades están clasificadas por categorías A, B,C…y esta
categorización depende mucho de la cualificación de sus docentes y supongo que
no tanto de su calidad.
Si posees una maestría o lo que es lo mismo, que te
llamen por teléfono preguntando por el “señor Magister”, tienes las puertas
igualmente abiertas. Eso sí la docencia a impartir es cuestión que no tiene
porque estar correlacionada con tu especialidad o maestría, pero no te
preocupes tu título te avala.
Las remuneraciones iniciales están alrededor de los
1.400$ en el caso de la universidad y aproximadamente en la mitad si se trata
de un Instituto Tecnológico. Pero teniendo en cuenta que el sueldo mínimo en el
Ecuador está sobre los 380$, son salarios bastante buenos, aunque también es
cierto que en este país hay una gran influencia en materia laboral que proviene
del imperio del norte, lo que nos lleva a que una de las cuestiones a modificar
ampliamente sea la conciliación laboral y familiar, sin ello es imposible “el
buen vivir”.
Estos argumentos y mi tendencia a disfrutar de cosas
mundanas, como pasear por el casco histórico ibarreño, leer el periódico en
alguno de sus numerosos parques, sumergirme en el tradicional mercado indígena,
rodar con la bici por estas majestuosas montañas, lavar a mano en la soleada
azotea o simplemente leer y planificar futuros viajes, me está dificultando la
decisión de comenzar a trabajar en algo como la docencia, a la que he amado
durante los últimos 7 años pero que ahora mismo no me apetece “a priori” que me
ocupe más tiempo del necesario. No obstante también me planteo que el hecho de
trabajar me va a ayudar mucho al conocimiento de esta sociedad.
Feliz con las pequeñas cosas |
Por si acaso lo leído hasta ahora no hace demasiada
justicia con el sector educativo de nuestro país de adopción, que dicho sea de
paso está haciendo un esfuerzo muy importante en modificarlo, quería terminar
con una reflexión hecha por un amigo italiano que vive en Quito. Él nos dijo
que aquí en el Ecuador estaban devolviéndonos la autoestima a los europeos, y
aunque en mi caso no habían conseguido quitármela, es cierto que cuando allí
parece que no vales para hacer nada aquí eres más que valorado y te reciben con
los brazos abiertos para cualquier proyecto o investigación que quieras llevar
acabo.
El magister (David).
(*) En Ecuador XIX……
¿Qué tal Lu y David? Por fin me he puesto al día con todos vuestros relatos..que, por cierto, tienen un "saborsito" delicioso. Lo mejor de vuestra aventura es que os noto con muchas ganas de contar vuestras pequeñas cosas.. Esa sensación es maravillosa..aprovecharla. ¿Qué tal Lu? ¿Ya has comenzado a trabajar, no? ¿Cómo te ha ido? David...¡Vaya dilema! Seguir con le bon vivant o comenzar una nueva oportunidad laboral allí, con lo interesante que tiene que se eso..Bueno, ya nos iréis relatando.. Por cierto..ahora sí que noto un montón vuestra ausencia...El sábado pasamos cerca de la Elipa me "flipa" y noté un "pouco de nostalgia".Os echamos de menos..compañeros del metal...Besos fuertes y..¡¡Ya va quedando menos! Antonio R
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