Corría la mitad
del siglo XVI, cuando un navío proveniente de tierras panameñas, con destino el
Perú y comandado por algún conquistador español, naufragaba en las costas de
Esmeraldas (noroeste del Ecuador), con un cargamento de esclavos negros. Esta
suerte divina para los segundos permitió que estos se dirigieran tierra adentro
en busca de su libertad, a lo profundo de la selva, mientras los españoles
luchaban por salvar lo que quedaba del barco.
Mezcla en la Comunidad Afro Las Manchas |
Y así es como
esta provincia ecuatoriana que hoy se denomina Esmeraldas, tiene un 40% de
población afrodescendiente y cada primer domingo de octubre celebran aquella
importante fecha. Por suerte nuestra provincia, Imbabura, limita por el oeste
con Esmeraldas lo que hace que Ibarra tenga una maravillosa mezcla entre
mestizos, afros e indígenas.
Atravesando el manglar |
Y aquella selva
virgen que sirvió de refugio a los esclavos y que se extiende desde el Pacífico
hasta los Andes en el norte del Ecuador, nos recibió el pasado fin de semana
hasta empujarnos a la costa y llevarnos al pintoresco pueblo de Mompiche.
La frondosa
vegetación y el océano hacen que la costa esmeraldeña sea única, aunque a veces
su fuerte rivalidad nos deja sin playa que disfrutar, para dar paso al impenetrable
manglar.
Sin salida... |
Mompiche es un
pequeño pueblo, con calles de arena fina y edificaciones de madera y bambú, en
el que se juntan viajeros de largo recorrido, hippies busca-vidas o simplemente
amantes de la tranquilidad. Las playas de la zona se extienden por kilómetros y
cuando baja la marea nos dejan al descubierto un océano de conchas y vida
marina. A la vez en ese mismo instante aparece ante nosotrxs el enorme manglar.
Aquí el agua es protagonista, enormes ríos desembocan en el mar a la vez que
brazos de este penetran tierra adentro. Cuando la marea remite quedan al descubierto
islas de arena plagadas de pájaros y cuando esta sube, mejor tener un bote a
mano.
Ellxs o nosotrxs |
Pelícanos, garzas
y gaviotas son dueñas del entorno, aunque los protagonistas son el pargo, el
camarón y la concha, sobretodo cuando están encocados (guisados en leche de
coco).
Esta época es
temporada baja, y al sol le cuesta imponerse, pero realmente no se le necesita
para sentirte cerca del paraíso.
La gente que ha
conocido Mompiche, dice que no hace muchos años hasta él sólo llegaba una
carretera de tierra, ahora ya la asfaltaron y hay una segunda en proyecto. Su
crecimiento ha sido paulatino e incluso un gran hotel se instaló en una playa
vecina, pero aún sigue siendo un lugar con mucho encanto. A una hora y media en
bus queda Atacames, el Benidorm de Esmeraldas, y eso quizá le dio a Mompiche un
respiro.
No será nuestra
última visita y sobretodo si nuestrxs amigxs elipeñxs se terminan instalando
allí.
David
Por un hueco al Mundial de Brasil |
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