jueves, 17 de octubre de 2013

Ecuador XX. Paraíso Esmeraldas.



Corría la mitad del siglo XVI, cuando un navío proveniente de tierras panameñas, con destino el Perú y comandado por algún conquistador español, naufragaba en las costas de Esmeraldas (noroeste del Ecuador), con un cargamento de esclavos negros. Esta suerte divina para los segundos permitió que estos se dirigieran tierra adentro en busca de su libertad, a lo profundo de la selva, mientras los españoles luchaban por salvar lo que quedaba del barco.

Mezcla en la Comunidad Afro Las Manchas
Y así es como esta provincia ecuatoriana que hoy se denomina Esmeraldas, tiene un 40% de población afrodescendiente y cada primer domingo de octubre celebran aquella importante fecha. Por suerte nuestra provincia, Imbabura, limita por el oeste con Esmeraldas lo que hace que Ibarra tenga una maravillosa mezcla entre mestizos, afros e indígenas.


Atravesando el manglar
Y aquella selva virgen que sirvió de refugio a los esclavos y que se extiende desde el Pacífico hasta los Andes en el norte del Ecuador, nos recibió el pasado fin de semana hasta empujarnos a la costa y llevarnos al pintoresco pueblo de Mompiche.

La frondosa vegetación y el océano hacen que la costa esmeraldeña sea única, aunque a veces su fuerte rivalidad nos deja sin playa que disfrutar, para dar paso al impenetrable manglar.

Sin salida...
Mompiche es un pequeño pueblo, con calles de arena fina y edificaciones de madera y bambú, en el que se juntan viajeros de largo recorrido, hippies busca-vidas o simplemente amantes de la tranquilidad. Las playas de la zona se extienden por kilómetros y cuando baja la marea nos dejan al descubierto un océano de conchas y vida marina. A la vez en ese mismo instante aparece ante nosotrxs el enorme manglar. Aquí el agua es protagonista, enormes ríos desembocan en el mar a la vez que brazos de este penetran tierra adentro. Cuando la marea remite quedan al descubierto islas de arena plagadas de pájaros y cuando esta sube, mejor tener un bote a mano.

Ellxs o nosotrxs
Pelícanos, garzas y gaviotas son dueñas del entorno, aunque los protagonistas son el pargo, el camarón y la concha, sobretodo cuando están encocados (guisados en leche de coco).

Esta época es temporada baja, y al sol le cuesta imponerse, pero realmente no se le necesita para sentirte cerca del paraíso.



La gente que ha conocido Mompiche, dice que no hace muchos años hasta él sólo llegaba una carretera de tierra, ahora ya la asfaltaron y hay una segunda en proyecto. Su crecimiento ha sido paulatino e incluso un gran hotel se instaló en una playa vecina, pero aún sigue siendo un lugar con mucho encanto. A una hora y media en bus queda Atacames, el Benidorm de Esmeraldas, y eso quizá le dio a Mompiche un respiro.

No será nuestra última visita y sobretodo si nuestrxs amigxs elipeñxs se terminan instalando allí.  

David

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