Después de casi una
semana de trabajo, ya me atrevo a contaros las primeras impresiones. Además
hasta
ahora no tenía energía para hacerlo. (hoy estoy más “viva” porque he tenido un “sustito”
que me tiene acelerada…si quereis saber que ha sido, leed hasta el final, con ganas, que es largo)
Por dónde empezar…
Bueno, os diré que una de las cosas agradables de cada
día es el caminito de ida y vuelta en bus hasta La Esperanza; cuando el sol
está saliendo y cuando se está poniendo, esas montañotas siempre rodeadas de nubes
tienen un color espectacular, y como
suele decir David, parecen una maquetita. Llega un momento, cuando ya casi
hemos llegado al centro que el bus va por la calle empedrada estrechita,
flanqueada por muros de barro sobre los que crecen flores, o cercas hechas con
troncos cortados que han vuelto a brotar.
El primer impacto llegó el lunes a las 08:00. Me bajo del
bus y en la puerta del centro hay una cola de unas 60 personas, casi todas
mujeres y casi todas indígenas, con sus faldas plegadas y sus camisas bordadas.
Qué sensación…creo que no se me olvidará. Aquellas miradas…hasta que un niño de
unos 8 años me tiende la mano y me dice: “buenos días doctora”. Resulta que ese
muchachito, con discapacidad intelectual, es mi primer paciente, y cuando
terminé de explorarlo, se tiró como 1 minuto abrazado a mi cuello. Yo me contuve
de achucharlo aun más.
El segundo impacto fue el terrorífico papeleo. Es lo que
me ha traído de cabeza toda la semana. Imagino que me iré habituando, pero
realmente es abrumador. Y aquellxs que dicen que con los ordenadores se deja de
mirar a la cara al paciente, me gustaría que me hubiesen visto esta semana
volviéndome loca entre papeles. Parte del agobio viene de que al no haber
registros informatizados, toca hacerlo todo a mano, y hay auditorias constantes…
El tercero, la adaptación a los medios. Los fármacos se
proporcionan de manera gratuita en el centro, pero la oferta no es muy amplia,
y la población de esa zona no tiene recursos para andar comprando muchas
medicinas. Sólo tenemos laboratorio un par de días por semana y tampoco hay
mucho de dónde rascar. Las tiras de orina están reservadas para la detección de
proteinuria en embarazadas. Y el electrocardiógrafo más cercano está a una
hora.
El cuarto, la adaptación a las enfermedades…escabiosis,
parasitosis intestinal, anemia infantil a saco… El tema de los dolores
musculares, tan frecuente en España, aquí es casi anecdótico, y lo de
preguntarles si han hecho algún sobreesfuerzo previo es bastante absurdo. Se
pasan el día trabajando a lo bestia en el campo, cargando pesos inimaginables y
con lxs guaguas (niñxs) cargadxs en la espalda mientras trabajan en el campo.
Lo de pautar reposo ni se me pasa por la cabeza.
El quinto, las relaciones laborales. En general me parecen
frías, debe ser la idiosincrasia, y sobre todo jerárquicas, al menos en
las formas. Mira que lo repito, pero no consigo que mis compis
me llamen por mi nombre; aquí soy “la doc”, “doctorsita” o “doctora". Parece
que esto de destacar el nivel educativo aquí en Ecuador se lleva bastante.
Cuando te presentan a alguien siempre va delante eso de licenciadx, ingenierxs,
magister, doctor/a…y yo que no me entero, cuando les tengo que pedir algo nunca
sé como llamarles, y a veces me sale un churro tipo “licenciada-ingeniera” o “señora-doctora”…
A esto espero no acostumbrarme.
Y sin duda lo mejor, lxs pacientes, cantidad de guaguas con
unos ojos enormes y mujeres sonrientes, hombres pocos. (Alba, creo que el
trabajo que hicimos de masculinidades aquí tiene aun más sentido!!). Al
principio me preocupaba un poco que no se sintiesen cómodxs conmigo por ser
extranjera, pero me he dado cuenta de que no ha supuesto ninguna barrera, de
hecho parece que les gusta y les sorprende que haya ido a aparecer ahí, en su
mundito. Me preguntan bastante, son bien curiosas. Las preguntas típicas son:
¿de dónde eres? ¿casada? ¿tienes niñxs? ¿por qué, no quieres? ¿y tan mayor se
puede tener parto natural? (y yo me parto…). Y la mejor de todas, una mujer que
cuando supo que era de otro país me dijo ¿y qué se produce en tu país? Yo no
entendí bien a qué se refería y cuando le pregunté me contó todo lo que
producían aquí, choclo, arveja, lentejas, trigo, papas…Me encantó, cada unx en
su mundo…
Y después de una semana muy intensa, hoy he tenido mi
primer susto. Después de ver un montón de diarreas en niñxs, estaba yo pensando
que aquí sí debían producirse diarreas chungas de deshidratación, y de repente
me meten en la consulta un guagüita de 2 años y pico que lleva 4 días con
fiebre y diarrea (para entendidxs, de esas de productos patológicos a saco). Ha
ido un par de veces a médicos privadxs que le han mandado suero y reconstituyentes
de la flora intestinal, pero el guagua lo vomita todo. Lo veo y ufff! Febril,
deshidratadísimo y letárgico (adormilado, casi inconsciente). Como dicen aquí:
¡chuta, qué bestia! Después de un rato de tensión por no encontrar ambulancia,
no tener nada para ponerle medicación intravenosa y que me dijesen que antes de
mandarlo al hospital lo mandase a otro centro de salud para que lo valorase un
pediatra, conseguí mandarlo al hospital en camioneta. Creo que aun tengo
toneladas de adrenalina por las venas…
Creo que este finde nos iremos a la playa a descansar, que han sido muchas emociones…
¡Continuará!
"La Doc" en La Esperanza |
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