Antes de venir, al contaros “el proyecto”, muchxs me dijisteis: “¡Qué valientes!”, y yo, que me considero bastante miedosa, me sorprendía, no me parecía algo tan arriesgado…
Ahora que estoy aquí, llevo unos días haciendo repaso a “mis
miedos” y, sin intención de asustaros, os los quería compartir…
Por un lado están los miedos de aquí,
Un niño Salasaka con el Tungurahua de fondo |
El miedo a los insectos exóticos y demás fauna salvaje,
brrr! Cuando estás en la selva te das cuenta de lo insignificantes y vulnerables que
somos las personas en medio de la naturaleza… Pero bueno, hasta ahora, solo nos han picado las pulgas, eso sí, de llamas, que tiene más
glamour!
Y los miedos terrenales, la gente nos habla de robos en la
calle, secuestros exprés, violencia… Está claro que es algo que puede existir,
pero también tenemos la sensación de que hay una especial afición al
amarillismo en la prensa, con grandes titulares de los sucesos y fotografías
bien explícitas y a color. Hasta ahora nos parece todo bastante tranquilo, no
hemos tenido absolutamente ningún problema, y hemos conocido gente que lleva años
aquí y tampoco los ha tenido, basta con tener un poco de cuidadito y listo!
Al final, lo que más miedo me da aquí son los conductores de
cualquier tipo de vehículo, especialmente los de autobús, kamikazes feroces,
sin mucho amor por sus vehículos, su vida o la de la gente que transportan…así
ves carreteras como la de Riobamba a Cuenca con curvas llenas de corazones
azules pintados en el asfalto y cruces en las cunetas recordando a las víctimas.
No os preocupéis, que cuando vengáis alquilaremos un carrito!
Y luego están los miedos que traía en la mochila
El miedo a haber tomado la decisión equivocada, a que
finalmente no me contraten después de haber montado “este lío”, a que no nos adaptemos…Todo
esto se irá viendo con el tiempo, pero por lo que parece hasta ahora, todo
saldrá bien, hemos conocido gente muy maja y acogedora y el resto va sobre
ruedas. Y si no saliera como esperábamos, no os preocupéis, que tenemos un plan
B, y un C, y un D, y un E…
Y el más difícil… el miedo a estar lejos de la familia y
amigxs cuando ocurre algo importante, especialmente sin son situaciones
difíciles y dolorosas. El sufrimiento en estos casos es doble, por un lado por
no estar allí, ayudando, acompañando y compartiendo las emociones, y por otro
lado por estar aquí, tan lejos y sin ese calorcito tan acogedor que en otras
ocasiones ha sido un alivio inmenso. Si esta experiencia ya ha servido
para algo, es para que seamos conscientes de la gente tan maravillosa que nos
rodea (menudos momentazos en las despedidas…), y aunque ahora nos separan
9000km, yo os sigo sintiendo muy cerca, y espero que también me sintáis cerca
en “esos momentos” en los que me gustaría estar ahí.
Un beso muy fuerte, y un abrazo laaaaargo!
Lucía
Qué valiente eres Lucía, o mejor dicho, sois los dos!!! Además de unos perfectos narradores de la realidad que estáis viviendo!
ResponderEliminarMucha suerte. Seguro que todo va a salir muy bien, tal como lo habéis soñado en el plan A, o el B,...
Muuuuuchos besooooos!
Ana Pilar.
Hey, cómo que miedos Lucía, sois unos campeones, tanto tú como el Pichincha que te acompaña (vas para escritor David, a este paso tendrás que publicar tus textos secretos, que seguro que tienes) estáis hechos de otro material.
ResponderEliminarSentimos (hablo en nombre de Carmen también) no haber enviado señales antes, pero hemos estado fuera y un poquitín desconectados para descansar. De todas formas, estáis en nuestras conversaciones. Os seguiré leyendo y enhorabuena por la idea del blog.
Besos.
Edu.