Eso sí, nos recibió mostrándonos su cara más dura, tal vez
para que no olvidemos lo crudos que han sido sus últimos 500 años. Nos recibió
con un granizo espectacular que se convertía en ríos de lodo que bajaban
vertiginosamente y a sus anchas por las calles inclinadas de la ciudad. La
primera imagen de Potosí es un montón de casas de ladrillo que se agolpan en el
hoyo que acoge a la ciudad más alta del mundo. El cielo gris cayendo a plomo y
esta imagen me dieron unas ganas de retroceder corriendo, como tratando de
escapar de la ratonera. Fue el granizo quien lo impidió y quien además nos
obligó a esperar en la terminal de buses casi una hora para poder salir a
buscar alojamiento. En esa fría espera me revolvió una de esas escenas de
miseria, una familia se resguardada del granizo y a la vez aprovechaba el agua
que goteaba de los tejados de zinc de la terminal para beber. A estos no les
alcanza para comprar la de coca-cola…
Ese primer día fue gris y helado de inicio a fin, no hubo
forma de entrar en calor a pesar de 4 o 5 capas de ropa. Así que con el cuerpo
contraído tuvimos la primera imagen del Cerro Rico, también conocida como
“montaña come hombres” por la cantidad de vidas que se ha cobrado en los 500
años de explotación minera en la misma. Dicen que deben ser unos 8 millones. No
creo que haya otro lugar en la tierra en que se hayan concentrado tantas
muertes violentas. Y es que esas muertes siempre son violentas, es violento
morir con 13 años por un derrumbe tras colocar dinamita para explorar nuevas
grutas en el cerro, es violento morir de tuberculosis porque tuviste que vivir
hacinado para trabajar en la mina y así tratar de mejorar la vida de tu familia
sin nunca conseguirlo, es violento morir de frío en un lugar que, en verano,
alcanza mínimas de unos 0°C. Es violento morir intoxicada por la contaminación
del agua con los productos que usan para la extracción y lavado de los
minerales. Es violento.
La montaña "come hombres", o Cerro Rico |
Por eso sientes rabia cuando oyes la expresión “vale un
Potosí” (al parecer es de Cervantes), pues sin duda esta fue una increíble
fuente de riqueza para la corona española en la época de la colonia, pero
también una fuente de miseria y muerte para millones de personas. Cuentan que
se extrajo tal cantidad de plata que con la misma se podía construir un puente
que llegase hasta la misma España, cruzando el atlántico. También dicen que se
podía haber construido otro de similares dimensiones con los cadáveres que
costó tan magnífica extracción.
En pleno corazón de Potosí se puede visitar la Casa de la
Moneda. Ahora museo, pero durante unos 400 años fue el lugar donde se emitían
las monedas con mayor pureza del planeta. Inicialmente los minerales se fundían
con fuego y limpiaba con mercurio. Era normal que la gente que trabajaba en los
hornos no superase los 40 años. Más violencia.
Es interesante visitar el lugar que enriqueció al reino
español con una historia tan tétrica, y a la vez el lugar que permitió una
circulación tan intensa de moneda que, suponen fue determinante para el
desarrollo de la revolución industrial en Europa y el consecuente auge del
capitalismo posterior. Más violencia.
A pesar de tanta violencia, el cerro tiene un magnetismo
especial. Algún día debió tener vegetación, ahora es una montonera de tierras
de colores, llena de agujeritos que te llevan con más frecuencia al fracaso que
a la gloria, pero que es el centro de la vida de miles de personas que habitan
Potosí. No en vano esta ciudad (por su cantidad de población que supera los
150000 habitantes desde hace más de 4 siglos) es la más alta del mundo, con sus
4100 metros no deja de atraer a gente del ámbito rural buscando el dorado, o una
vida mejor.
El tercer día Potosí nos mostró su cara amable, salió el
sol, el termómetro marcó una temperatura más compatible con la vida y pudimos
sentir esa magia de Latinoamérica, por muy dura que sea la vida, siempre hay
algún motivo para disfrutar, ya sea un papa Noel, comer dulces en familia en
las pastelerías, música en el mercado o alguna competencia deportiva. La vida
sigue igual.
Nosotrxs decidimos aflojar un poco el cuerpo en “el ojo del
inca”, unas aguas termales en el cráter de un volcán que gracias a sus 30°C y a
un entorno increíble te reconcilian un poco con la naturaleza. Aun así, no
conseguí sacar de mi mente la imagen de un cuadro de Guayasamín que está en el
centro de la capilla del hombre, representa cuerpos esqueléticos tratando de
alcanzar la luz, son las mineras y mineros de Potosí.
PD: Se ha convertido en atractivo turístico visitar las
minas del cerro, mientras trabajan mineras y mineros. Las agencias tienen
carteles en sus puertas que muestran fotos de gringxs bien rubixs y bien
sonrientes con su casco, su bota y su mono a punto de entrar a la mina. Para
que el tour parezca más puro, antes de visitar la mina te llevan al “mercado
del minero” para comprar la coca, cigarros, alcohol y dinamita que
posteriormente se ofrecerá a los exóticos mineros. Nosotrxs elegimos hacer la
visita virtual viendo el documental “La mina del diablo”, lo otro nos pareció
una perversión…
El cerro de Potosí
El famoso, siempre
máximo, riquísimo e inacabable Cerro de Potosí; singular obra del poder de Dios;
único milagro de la naturaleza; perfecta y permanente maravilla del mundo;
alegría de los mortales, emperador de los montes, rey de los cerros, príncipe
de todos los minerales; señor de 5000 indios (que le sacan las entrañas);
clarín que resuena en todo el orbe; ejército pagado contra los enemigos de la
fe; muralla que impide sus designios; castillo y formidable pieza cuyas
preciosas balas los destruye; atractivo de los hombres; imán de sus voluntades;
base de todos los tesoros; adorno de los sagrados templos; moneda con que se
compra el cielo; monstruo de la riqueza; cuerpo de tierra y alma de plata (que con más de 15000 bocas
que tiene llama a los humanos para darles sus tesoros, siendo otros tantos ojos
para ver sus necesidades y tanta su libertad que les da el corazón por esos
ojos); a quien las cuatro partes del mundo conocen por la experiencia de sus
efectos, sus católicos monarcas lo poseen (¡qué mayor grandeza!). Los demás
reyes lo envidian, las naciones todas lo engrandecen, aclaman sin igual.
Celebran admirable y elogian perfectísimo; a quien procuran fogosos su
acendrada plata, cortan el viento por adquirirla, surcan el mar por hallarla y
trastornan la tierra por tenerla.
Bartolomé Arzans de Orzúa y Vela (S. XVIII)
Siempre hay espacio para la poesía |
En Potosí, la balanza no representa la justicia, sino la propia balanza para calcular el valor de los minerales. Bastante llamativo... |
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