¿Árbol o cactus?, es la opuntia |
Es un lugar absolutamente privilegiado y aunque su visita
está bastante restringida por orografía y por conservacionismo, la mínima parte
de la que disfrutas te evoca unas sensaciones que difícilmente pueden describirse.
Su formación volcánica y sus parajes desoladores donde se
mezclan ríos de lava, infinitos cactus o vegetación de nacimiento inverosímil
te hacen sentir en un fin del mundo que se ubica justo en la mitad del mismo,
sus aguas transparentes y de tonalidades turquesas te hacen sentir en un Caribe
que se ubica justo en el inmenso Pacífico, sus iguanas y galápagos te remontan
a siglos atrás cuando apenas iniciamos el XXI y la presencia de lobos marinos o
pingüinos te hacen sentir en zonas cercanas a los polos cuando la chompa no
forma parte de tu equipaje.
Pero las sensaciones más intensas las tienes en el contacto
estrecho con el mundo animal, en especial el marino. Cierto es que el pájaro
pinzón tuvo un papel preponderante en los estudios de Darwin, cierto es que se
te acerca como nunca antes hizo otro ave, cierto que las tortugas terrestres
dieron incluso el nombre a las islas, pero a nuestros ojos y nuestros sentidos
el mundo marino se lleva la palma.
Acercarte a una playa orgánica, primera vez que escuché este
término, son playas que no tienen origen mineral sino que están compuestas por
trozos de coral, de erizos y de conchas, tan fina como la erosión actuó sobre ella,
de color blanco, con la piedra volcánica negra haciendo dibujos sobre la misma
y llegar a una orilla de agua azul transparente es un deleite. Y este es aún
mayor cuando tienes que pelear para sentarte o bañarte con las colonias de
lobos marinos. Conseguir finalmente tu lugar y disfrutar de piqueros de patas
azules, pelícanos o gaviotas de galápagos precipitándose para pescar delante de
ti o iniciar un buceo para observar como una enorme tortuga marina mantiene con
parsimonia su paseo submarino sin el menor sobresalto u observar una raya
cruzando debajo de ti son sensaciones que te reconcilian con el mundo.
Podría contar mil momentos, mil instantes que parecen casi
irreales, que parecen reservados para documentales de la 2, pero recordaré
algunos; como mi persecución bajo el agua de un pingüino que movía sus pequeñas
patitas para desplazarse mientras al acercarme imprudentemente lanzó sus
excrementos hasta alcanzar mis gafas de buceo, como el nadar cerca de unos
tiburones a los que en las películas les asignaron un papel equivocado, o como
el aletazo que me propinó un lobito marino así como el intento de mordisco en
el pie de otro para que jugara con ellos.
En definitiva creo, y esto es difícil de certificar,
que este archipiélago es uno de los lugares más maravillosos en los que nunca
estuve, creo que la relación con el mundo animal es única, pero estas islas son
aún más, son los problemas de abastecimiento por estar tan lejos del
continente, son los sobreprecios que ello conlleva, son los problemas demográficos
que pueden devastar el entorno, es la lucha desigual entre el turismo local y
las grandes empresas de cruceros, es la mezcla de población ecuatoriana de
sierra costa y Amazonía pero siempre son el tranquilo vivir del pueblo
ecuatoriano.
Sobre túneles de lava |
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