martes, 22 de septiembre de 2015

Ecuador CVII. Galápagos, habitantes terrestres.


La llegada a las Islas Encantadas fue tan impactante que me quedé casi sin palabras. Por suerte David no…
La sensación de estar en la tierra perdida, en un mundo de convivencia de especies, el lugar donde a Darwin se le encendió la bombillita con la Teoría de la Evolución, y como no, un lugar geológicamente fascinante me ha tenido entusiasmada durante casi dos semanas.


Hasta que consiga reposar tanta emoción, voy presentando a algunxs habitantes de las islas, sin duda el plato estrella del viaje.
 
El nombre de las islas se debe  a la cantidad de tortugas gigantes que encontraron en ellas los primeros españoles en llegar al archipiélago. Fue en el año 1535.
En Galápagos llegó a haber 10 especies distintas, 3 de ellas ya se extinguieron. La última en extinguirse fue la del famoso “Solitario George”.


Cada especie habita una isla y su forma y tamaño es diferente en cada caso, en función del tipo de alimento, temperatura y humedad. Así, en zonas secas de arbustos altos, las tortugas tienen el cuello largo para alcanzar el alimento. Estas diferencias jugaron un papel relevante en la creación de la teoría de Darwin.

 
Es la más grande de las tortugas terrestres, pueden llegar a pesar 400kg. También son uno de los vertebrados más longevos, superando con frecuencia los 150 años de vida. Duermen hasta 16 horas diarias.

 
Gracias a su lento metabolismo y su capacidad de almacenaje de agua y reservas, pueden sobrevivir más de 6 meses sin ingerir alimento. Esto hizo que fueran enormemente atractivas para marineros, pues eran el alimento ideal en sus viajes, proporcionaba mucha energía sin requerir manutención.

Su uso como alimento, la alteración de su hábitat por la introducción de la agricultura en las islas, la introducción de animales no nativos (cabras, ratas, cerdos…) que importaron epidemias y cazaban sus huevos y crías, y la extracción de su aceite para el alumbrado de la ciudad de Guayaquil a inicios del siglo pasado, hicieron que en 400 años la población de galápagos pasase de unos 250.000 a cerca de 3000 ejemplares.


Están clasificadas como “vulnerables” por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, por ello desde 1970 se hallan protegidas por el Gobierno Ecuatoriano.


Se están haciendo esfuerzos por conservar la especie, y para ello, la Fundación Charles Darwin cría animales en cautividad hasta que tienen la edad de 2-3 años, momento en que son menos vulnerables para sus predadores y pueden ser devueltas a su isla y lugar de origen (el lugar donde se recogieron sus huevos). Así, a inicios del siglo XXI se estimaba una población de unas 19000.



Despacio pero lejos
Ver un animal así, con su aspecto casi prehistórico y además sabiendo su origen y triste historia, es emocionante, aunque su vulnerabilidad resulta sobrecogedora.
Pareciera que viven atrapadas en su cuerpo, prisioneras del tiempo, sin embargo yo creo que ellas van lentas porque, como el 15-M, van lejos. Hacen su trayecto sin prisa, pues el tiempo no les falta y la vida está hecha para vivirla con calma…


Para que os hagáis una idea de la impresión que causaban estos gigantes en los primeros visitantes de las islas, os dejo un fragmento de “Las  Encantadas” de Herman Melville, escrito en el siglo XIX.

“La infinita pena y la desesperanza no se expresan de manera tan suplicante en ninguna forma animal como en ellas, mientras que la idea de su maravillosa longevidad no deja de realzar la impresión“

Abrazando "la eternidad"

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