viernes, 25 de diciembre de 2015

Bolivia VI. Tercera Navidad sin turrón

Esto de estar fuera del país en estas fechas tiene que, además de perderte montones de cenas y comidas, escenas interminables de consumismo y achuchones de todo tipo, te quedas sin turrón. Esta es ya la tercera Navidad sin el famoso dulce y, la verdad, empiezo a sentirme identificada con el anuncio de “vuelve, a casa vuelve…”

Así que, en esta ocasión hemos cambiado el turrón por chocolates y roscón bolivianos, las compras locas y de última hora por el mercadeo de calle, y las cenas y comidas super numerosas en familia, por una cenital “íntima” en nuestro hostal de turno.
 

 
 
 
 
Vivir la Navidad en Sucre, capital judicial de Bolivia, tiene además otras características. A pesar de estar casi a 3000 metros, al ser verano tenemos un clima mucho más suave que el de allá. Esto hace que resulte curioso ver la gente con gorrito de papa Noel o simulando la nieve. No sólo se ha impuesto la navidad si no también el clima de los países del norte en estas fechas. Por otro lado, las aun intensas diferencias sociales hacen que decenas y decenas de familias indígenas recorran estos días las calles del centro de la ciudad pidiendo el aguinaldo, a ritmo de “regáleme platita” o “colabore, colabore”. En todas las esquinas se multiplican pequeñas manos y manos arrugadas hasta lo imposible a la caza de la caridad cristiana. Enormes filas sólo de indígenas se reparten por toda la ciudad, filas de harapientos, sucios, cargados hasta la extenuación y que en su mayoría son niños de escasa edad, mujeres y personas muy mayores, esperan en unos casos que el municipio reparta un chocolate, una coladita o unos panes, que en otros casos organizaciones o fundaciones de rubios de ojos claros repartan comida mientras fotografían la enorme fila que dejará constancia de su bello trabajo o en otros casos esperan que alguna familia o empresa aparezca en la plaza 25 de Mayo para entregar chocolates, ropa vieja, o algún otro tipo de limosna que haga más ligera su conciencia en estas fechas de paz y felicidad y que continúe perpetuando la injusticia.

Cuando llegamos nosotrxs a Ecuador era el segundo año que se llevaba a cabo una campaña contra la mendicidad infantil, entendiendo que la caridad no es la solución, en estas fechas navideñas, y viendo la situación en Bolivia, la diferencia es abismal.


Árbol Navideño
 
Todo esto me trae a la mente mi “villancico” favorito, la Canción de Navidad, de Silvio Rodríguez (que podéis escuchar aquí), con ella y lo vivido estos días, la falta de turrón se relativiza, la lejanía de las personas que queremos pesa menos, y cenar una ensalada de tomate puede llegar a parecer un privilegio.

Eso sí, antes de la próxima, volvemos a casa.

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