Está a una altura inferior a 2000 metros lo que te garantiza
un clima estupendo en estas latitudes, además se encuentra al final de un bellísimo
y estrecho valle de verdes montañas y formaciones rocosas de color rojo, que
recuerdan a los tepuyes venezolanos, y que son atravesadas y rodeadas
continuamente por cálidos ríos.
Linda naturaleza |
Aguas del color de la tierra |
Es un pueblito pequeño y tranquilo, con casitas bajas de
techos de tejas y donde la población eminentemente agrícola se intenta acomodar
a la realidad de la creciente comunidad joven y extranjera que se va asentando
en él. El lugar se encuentra entre varios Parques Nacionales de bosque tropical
y enclavado en lo que llaman el codo de los andes porque nada más echar un
vistazo al mapa de Sudamérica vemos como la cadena montañosa cambia de
dirección en este punto para extenderse de manera vertical hacia el cono sur.
Samaitrampa nos cautivó |
Por este mismo lugar, Samaipata, donde ahora diviso un maravilloso
cielo limpio y estrellado, pasó el Che en aquel 1967 y a escasas 4-5 horas de
aquí terminó siendo asesinado.
A veces el destino es caprichoso, y estando a la espera de
visitar esa zona, sólo nos llegan noticias donde parece que los intentos de “cambiar”
la historia de este continente se desmoronan. En Argentina triunfa el
neoliberalismo (esta vez aunque el margen de victoria fue escaso parece que no
hay fractura social, eso sólo ocurre cuando vence la izquierda), en Venezuela lo
más recalcitrante asume mayoría en la Asamblea, Correa decide no presentarse a
la reelección y aquí parece que Evo no tendrá sencillo hacerlo pues no pinta
demasiado bien el próximo referéndum de febrero.
La derecha se arrastra y asciende |
Quizá sea que no hemos sido capaces de fomentar y permitir una
verdadera participación de colectivos y ciudadanía, quizá sea que las
oligarquías y sus medios de comunicación son demasiado poderosas, quizá sea que
nuestra ideología que sueña con un nuevo mundo a construir no es mayoritaria o
quizá sean las tres cosas y muchas más.
Pero mientras recibimos estas noticias me preparo para uno
de los momentos más esperados en mi vida, visitar La Higuera y tener un
encuentro con la historia, con la triste historia que seguimos sembrando y
poner cara a un lugar que debía aparecer en los libros con un punto negro, un
lugar que me persigue desde antes de poner por primera vez un pie en Cuba allá
por el 2001 y de visitar Santa Clara donde recién habían llegado sus restos.
En unos días iniciaremos aquel viaje del que Ernesto Guevara
no pudo regresar, pero antes de ello iremos a escribir otro capítulo de
l’América para intentar encontrarnos con el más grande felino latinoamericano,
el jaguar.
Destino a la historia |
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