Lo interesante del caso no es el trabajo que allí se
realiza, ni el robo que suponen las tasas que los ciudadnxs pagamos sino que lo
apasionante es entrar en cualquiera de ellas y hacer el trámite. Da igual si lo
intentas en la primera, la sexta o la decimotercera, se abre un mundo ante ti
difícil de entender pero apasionante. Las notarías suelen ser espacios repletos
de mesas de oficina y sillas en las que cuando encuentras personas vestidas con
igual uniforme, piensas que a ellxs debes dirigirte. Las sillas puedes
encontrártelas delante de las mesas, al lado de la propia oficinista o regadas
no más por todo el espacio, eso si su ocupación es algo a estudiar. Lo único
que de verdad tienes claro al entrar es quién ocupa la habitación del fondo, esa
es del señor o señora notaria o simplemente del doctor o doctora. A ella no te
preocupes que te dirigirás en diferentes ocasiones pero no tan rápido.
Al principio cuando alcanzábamos la silla frente al
administrativo pensábamos que habíamos triunfado, pero en realidad era el
momento más frustrante, tan cerca pero tan lejos. Te saludaba, te invitaba a
sentarte frente a él o ella y a la vez que te preguntaba “qué deseaba señor’’ aparecían
papeles por detrás tuyo, un abogado se presentaba o simplemente la persona que
se situaba a su lado y que parecía un compañerx de trabajo se transformaba en
un nuevo cliente al que terminar de hacer unos papeles.
En estos casos el idioma es muy importante, no me imagino
a una persona que carezca de un castellano fluido saliendo con su papel hecho
de alguna de estas notarias, pero nosotrxs ya hemos decidido no intentar
entender esta lógica y si por otro lado ser uno más.
El otro día entramos en la sexta, la habían remodelado
pero la sensación era la de siempre y el caos controlado también, cruzamos la
puerta y sin gesto alguno de duda nos fuimos directos a una mesa (sin ocupar
silla alguna) y pedimos nuestra declaración juramentada de patrimonio, quizá la
prórroga del Bélgica-USA que emitía la televisión de la sala nos ayudó, pero en
realidad no fue así, aquí conseguir ver una cara de enfado o un reproche ante
estas situaciones no es fácil. Me dio un poco de lástima por la indígena que
allí esperaba y que resultó ser conocida de Lucia de la comunidad, pero ella si
está acostumbrada.
El caso es que en el país se están llevando a cabo
importantes avances en los lugares públicos de atención al ciudadanx y aunque
aún queda mucho por hacer, lo que si es cierto es que las notarías pertenecen
al antiguo régimen.
RC es Revolución Ciudadana o Rafael Correa como algunxs dicen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario