Pana es zona fundamentalmente indígena, aunque en
realidad así es todo el país, oficialmente representan alrededor del 60% de la
población pero quizá el dato cierto sea aún mayor. El pueblo maya con sus
diferentes etnias se sitúa entre el centro-norte de Guatemala y el sur de
México.
Pana no es muy grande pero si posee una importante
infraestructura turística ya que se encuentra a orillas del lago Atitlán, uno
de los más hermosos del continente latinoamericano. El lago se encuentra rodeado
de verdes montañas a lo largo de todo su perímetro, en donde como pequeñas
manchas de color blanco aparecen diferentes pueblos con nombre de santos (Santa
Cruz, San Marcos, San Pedro, Santiago Atitlán, Sana Andrés Semetabaj, San Lucas
Tolimán, San Antonio de Palopó y demás apóstoles). Sin embargo la máxima
belleza se alcanza en forma de conos casi perfectos, cuando observas los tres hermosos
volcanes que allí se sitúan.
Lago en su esplendor |
Toda la vida de la zona gira alrededor de un lago que
nunca es igual, que cambia de color en función del sol y que cambia de forma en
función del xocomil .
Pero a pesar de lo hermoso que es este lugar, no lo sería
tanto si no fuera por sus habitantes que en mayoría indígena intentan mantener
su lengua, su manera de vestir, sus tradiciones y sobretodo alcanzar una fusión
entre lo maya y la posterior invasión cristianizadora. Es un espectáculo de
color ver los diferentes huipiles (camisolas) y cortes (faldas) dependiendo del
pueblo de pertenencia. Como siempre es la mujer la que mantiene más la tradición
en su forma de vestir, pero en algunos pueblos incluso ocurre con los hombres.
Es un reto importante mantener viva esta cultura cuando además de la
discriminación habitual de los estados y de la sociedad, la presencia de
turistas se hace cada vez más patente.
Mezcolanza |
Vida en el lago |
Orillas |
Esperando el chapuzón... |
Y todo esto en la buenísima compañía de Guille y Marta
que nos invitaron a compartir su terraza desde donde la visión de los volcanes,
el lago y el cielo estrellado es alimento para los sentidos.
Terraza de ensueño |
Gracias por mostrarnos un lugar tan bello y del que tanto
se podría aprender, y ahora mucho más Guate.
(*) Nada podrá contra la vida porque nada pudo jamás
contra la vida. (Extracto de un poema del guatemalteco Otto René Castillo).
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