viernes, 18 de julio de 2014

Ecuador LXVII. Plan B: Ballenas, Bicicletas y agua Blanca.

Empezar el plan B en la costa Manabita está bastante bien.

Nos metimos como 13h nocturnas de bus para llegar a Puerto López, no nos pusieron pelis ni musicote revientasueños, así que yo pude dormir.

Al despertarnos en Manta pudimos comprobar de nuevo los increíbles contrastes del Ecuador, y es que Manabí, pese a limitar con la provincia de Esmeraldas, no tiene casi ninguna similitud con su vecina.

Para empezar, la fisionomía de lxs Manabitas nos recordaba más a la de lxs habitantes del Oriente del país que a la de sus vecinos (afros). Además muchxs tienen la típica nariz aguileña Manteña (lxs manteñxs son lxs indígenas nativxs de la zona, previxs a la llegada de lxs Incas y Españoles).

Por otro lado está la manera de hablar, para mí que lxs manabitas no emiten palabras, las disparan.

Y finalmente los paisajes, la costa es bastante árida, salvo alguna franja de bosque tropical que se atreve a llegar a la costa, el paisaje es dominado por el bosque tropical seco, que a estas alturas del año parece más bien muerto. Además el perfil costeño es bastante escarpado, con acantilados que te permiten mirar las playas colindantes.

Y en medio de esta aridez, descubrimos una maravilla, los ceibos. Yo creo que deben ser los primos pequeños de los bao-bab Africanos. Dominan el paisaje desde Manta a Puerto López, y son un espectáculo, como si cada rama y cada tronco barrigón hubiera sido diseñado por una artista.

Montamos el campamento base en Puerto López, pequeño pueblo costero que ha monopolizado el turismo ballenero en la zona.

Nos quedamos allí pese a ser un pueblo relativamente feo, como si por ese ayuntamiento nunca hubiera pasado nadie preocupado en urbanismo. Y así debe ser pues varias pintadas decoraban las calles acusando de ladrón al ex-alcalde, llamado Colón (curiosidades de la historia, que se repite...).
 

Aun así, el sitio resulta agradable y te permite hacer cantidad de actividades.

La primera fue la búsqueda de ballenas jorobadas. La migración de estos mamíferos a esta parte del Ecuador en los meses de Junio a Octubre debe ser tan numerosa, que hay que tener mala suerte para no verlos más de una vez en los tours en barco. Nosotrxs vimos varias, entre ellxs un ballenato con su mamá. Fue bonito pero no tan emocionante como en Islandia. Si al menos hubiéramos visto un salto como el que vieron Henar y Lucas…

Después de ver al menos diez, el barco continuó dando saltos entre las olas hacia la Isla de la Plata, también llamada “Galápagos de los pobres”. Allí pudimos ver tortugas, varios tipos de peces de colores y varias aves marinas, entre ellas el simpático Pikero de patas azules.

 

 


















El oleaje y el aguaje (una corriente que revuelve la arena poniendo el agua turbia) impidieron que hiciéramos snorkel, sin embargo permitieron que al día siguiente cerrasen la famosa playa de Los Frailes y que así tuviésemos la oportunidad de conocer la Comuna Agua Blanca.

Llegamos hasta ella en bicicleta, rodeadxs del deshidratante bosque tropical seco.

 

Allí nos encontramos con Enrique Ventura, uno de los habitantes de la Comuna y además guía turístico local que nos acompañó en una visita guiada de 3-4 horas por la aldea.

La Comuna tiene 3 características que hacen de ella un lugar bien especial.

La primera es el hecho de que sea una Comuna legalmente constituida (hay varios casos similares en el Ecuador, si no preguntadle a Elena y Julio por Comuna Engabao). Que sea una comuna quiere decir que todo lo que hay en ella es propiedad compartida, todo pertenece a la Comuna, y por lo tanto las decisiones se toman en las asambleas mensuales.


La segunda es que la Comuna se encuentra en uno de los núcleos arqueológicos más importantes de la Cultura Manta, por ello, como la gente de la comuna está bastante organizada y son muy pilas (así llaman aquí a lxs espabiladxs) han montado un museo que te explica uno de los más de veinte guías locales antes de recorrer el resto de la aldea. En él pudimos ver urnas funerarias, restos de esqueletos, cerámicas y maquetas de cómo eran las construcciones Manteñas.

La tercera es que en la comuna hay una rama volcánica con un manantial de aguas sulfurosas. Han construido una piscina en la que puedes bañarte después de dar un lindo paseo entre cerdos comunitarios, gallinas comunitarias, y plantaciones de todo tipo también comunitarias. Parece que hace años la piscina tenía un color blanquecino que le dio el nombre a la comunidad. Además te ofrecen lodo del fondo de la misma para ponerte una mascarilla antes del baño. Yo me embadurné entera!!

Hicimos un par de excursiones más. A Olón, un pueblecito costero en la siguiente provincia hacia el sur (Santa Elena), donde gozamos de un día playero bajo la garúa (capa de nubes que cubre el cielo cada día en esta época). Y por fin Los Frailes, una playa en el único parque Nacional en la costa Ecuatoriana (Machalilla, que también incluye La Comuna Agua Blanca y la Isla de la Plata) que nos recordó bastante al Cabo de Gata.


Y así comenzó el maravilloso plan B, cuya siguiente fase centroamericana a punto estuvo de truncarse por una cagadita aérea de las nuestras...
Por suerte publicamos esto después de haber pisado tierras Salvadoreñas y Guatemaltecas

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