Nos metimos como 13h nocturnas de bus para llegar a Puerto
López, no nos pusieron pelis ni musicote revientasueños, así que yo pude
dormir.
Al despertarnos en Manta pudimos comprobar de nuevo los increíbles
contrastes del Ecuador, y es que Manabí, pese a limitar con la provincia de
Esmeraldas, no tiene casi ninguna similitud con su vecina.
Para empezar, la fisionomía de lxs Manabitas nos recordaba
más a la de lxs habitantes del Oriente del país que a la de sus vecinos
(afros). Además muchxs tienen la típica nariz aguileña Manteña (lxs manteñxs
son lxs indígenas nativxs de la zona, previxs a la llegada de lxs Incas y
Españoles).
Por otro lado está la manera de hablar, para mí que lxs
manabitas no emiten palabras, las disparan.
Y finalmente los paisajes, la costa es bastante árida, salvo
alguna franja de bosque tropical que se atreve a llegar a la costa, el paisaje
es dominado por el bosque tropical seco, que a estas alturas del año parece más
bien muerto. Además el perfil costeño es bastante escarpado, con acantilados
que te permiten mirar las playas colindantes.
Y en medio de esta aridez, descubrimos una maravilla, los ceibos.
Yo creo que deben ser los primos pequeños de los bao-bab Africanos. Dominan el
paisaje desde Manta a Puerto López, y son un espectáculo, como si cada rama y
cada tronco barrigón hubiera sido diseñado por una artista.
El oleaje y el aguaje (una corriente que revuelve la arena poniendo el agua turbia) impidieron que hiciéramos snorkel, sin embargo permitieron que al día siguiente cerrasen la famosa playa de Los Frailes y que así tuviésemos la oportunidad de conocer la Comuna Agua Blanca.
Y así comenzó el maravilloso plan B, cuya siguiente fase centroamericana a punto estuvo de truncarse por una cagadita aérea de las nuestras...
Por suerte publicamos esto después de haber pisado tierras Salvadoreñas y Guatemaltecas
Montamos el campamento base en Puerto López, pequeño pueblo
costero que ha monopolizado el turismo ballenero en la zona.
Nos quedamos allí pese a ser un pueblo relativamente feo,
como si por ese ayuntamiento nunca hubiera pasado nadie preocupado en
urbanismo. Y así debe ser pues varias pintadas decoraban las calles acusando de
ladrón al ex-alcalde, llamado Colón (curiosidades de la historia, que se
repite...).
Aun así, el sitio resulta agradable y te permite hacer
cantidad de actividades.
La primera fue la búsqueda de ballenas jorobadas. La
migración de estos mamíferos a esta parte del Ecuador en los meses de Junio a
Octubre debe ser tan numerosa, que hay que tener mala suerte para no verlos más
de una vez en los tours en barco. Nosotrxs vimos varias, entre ellxs un ballenato con su mamá. Fue bonito pero no tan emocionante como en Islandia. Si
al menos hubiéramos visto un salto como el que vieron Henar y Lucas…
Después de ver al menos diez, el barco continuó dando saltos
entre las olas hacia la Isla de la Plata, también llamada “Galápagos de los
pobres”. Allí pudimos ver tortugas, varios tipos de peces de colores y varias
aves marinas, entre ellas el simpático Pikero de patas azules.
El oleaje y el aguaje (una corriente que revuelve la arena poniendo el agua turbia) impidieron que hiciéramos snorkel, sin embargo permitieron que al día siguiente cerrasen la famosa playa de Los Frailes y que así tuviésemos la oportunidad de conocer la Comuna Agua Blanca.
Llegamos hasta ella en bicicleta, rodeadxs del deshidratante
bosque tropical seco.
Allí nos encontramos con Enrique Ventura, uno de los
habitantes de la Comuna y además guía turístico local que nos acompañó en una
visita guiada de 3-4 horas por la aldea.
La Comuna tiene 3 características que hacen de ella un lugar
bien especial.
La primera es el hecho de que sea una Comuna legalmente
constituida (hay varios casos similares en el Ecuador, si no preguntadle a
Elena y Julio por Comuna Engabao). Que sea una comuna quiere decir que todo lo
que hay en ella es propiedad compartida, todo pertenece a la Comuna, y por lo
tanto las decisiones se toman en las asambleas mensuales.
La segunda es que la Comuna se encuentra en uno de los
núcleos arqueológicos más importantes de la Cultura Manta, por ello, como la
gente de la comuna está bastante organizada y son muy pilas (así llaman aquí a
lxs espabiladxs) han montado un museo que te explica uno de los más de veinte guías
locales antes de recorrer el resto de la aldea. En él pudimos ver urnas
funerarias, restos de esqueletos, cerámicas y maquetas de cómo eran las
construcciones Manteñas.
La tercera es que en la comuna hay una rama volcánica con un
manantial de aguas sulfurosas. Han construido una piscina en la que puedes
bañarte después de dar un lindo paseo entre cerdos comunitarios, gallinas
comunitarias, y plantaciones de todo tipo también comunitarias. Parece que hace
años la piscina tenía un color blanquecino que le dio el nombre a la comunidad.
Además te ofrecen lodo del fondo de la misma para ponerte una mascarilla antes
del baño. Yo me embadurné entera!!
Hicimos un par de excursiones más. A Olón, un pueblecito
costero en la siguiente provincia hacia el sur (Santa Elena), donde gozamos de
un día playero bajo la garúa (capa de nubes que cubre el cielo cada día en esta
época). Y por fin Los Frailes, una playa en el único parque Nacional en la
costa Ecuatoriana (Machalilla, que también incluye La Comuna Agua Blanca y la
Isla de la Plata) que nos recordó bastante al Cabo de Gata.
Y así comenzó el maravilloso plan B, cuya siguiente fase centroamericana a punto estuvo de truncarse por una cagadita aérea de las nuestras...
Por suerte publicamos esto después de haber pisado tierras Salvadoreñas y Guatemaltecas
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