jueves, 31 de julio de 2014

Guatemala III. Recordando a Gaza.

Me encuentro descansando en una acogedora hamaca frente a la enorme desembocadura que provoca el rio Dulce en el Mar del Caribe, pero no es esa estampa la que me paraliza por un rato, sino unos pies, unos pies de chica, de piel suave y ligeramente tostados por el sol. Son unos pies bonitos, pero son normales, podrían ser de cualquier otra persona. Y aunque son estos pies los que me hipnotizan, no creáis que soy tan fetichista, porque mi mirada clavada en ellos tiene otra razón.

Lo único extraño mientras los miro es la lengua en la que esta chica habla, cuando viajas escuchas todo tipo de idiomas, pero este es diferente y después de unos momentos de confusión, no hay duda, es hebreo. Este origen es lo que me absorbe cuando sigo mirando sus bonitos y suaves pies.

En esta zona de Guatemala estamos en temporada de lluvias y mientras oscurece, una tormenta colosal se acerca desde el interior del mar hacia nosotrxs, los truenos ensordecen el ambiente y los espeluznantes relámpagos muestran la silueta de la costa. Después de uno de ellos pierdo esa hermosa imagen y ante mí aparecen otros pies, callosos y ásperos, pies negros de lodo, pies rojos de sangre, pies quebrados entre los escombros.

La relación entre Guatemala y el estado asesino de Israel viene de tiempo, ya en 1947 en la votación de la Asamblea General de la ONU para la creación de un estado judío el país centroamericano votaba afirmativamente. Con posterioridad los acuerdos en materia de seguridad que ha alcanzado Guatemala han tenido a Israel como principal socio. En este pais lxs jóvenes tienen un servicio militar obligatorio de tres años que suelen acabarlo con un año sabático dedicado a viajar. Guatemala como país amigo se encuentra entre uno de sus destinos, por lo que su presencia es bastante visible.

Mientras yo sigo pensando en esos pies cómplices, quizá culpables, mudos de tanta infamia y que me gustaría pudieran hablar y decirme, pero de momento lo que si hacen es caminar, viajar, vivir, disfrutar de la libertad de ser pies de una “persona normal”, mientras los otros los de las no personas siguen encerrados en una jaula, en una jaula en forma de franja que se llama GAZA. Al menos son pies dignos de ser.

Imagen tomada en la Casa de la Memoria, Ciudad de Guatemala

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